Al día siguiente.
Cómo todos los días me desperté temprano, tomé una ducha y luego un desayuno ligero junto a Paola, después de eso nos fuimos a nuestro trabajo.
Llegamos al rededor de las siete y cincuenta, tan pronto llegamos la jefa me pidió que pasara a su oficina.
—Buenos días Isabella— Dijo mi jefa con un documento en manos.
—Buenos días señora, ¿Que sucede?— Pregunté confusa.
—¡Estás despedida!— Dijo mi jefa sin ningún tipo de expresión.
—¿Despedida? No puede ser, usted dijo que solo sería sancionada con una quincena y ahora resulta que seré despedida— Le respondí sorprendida.
—¡He cambiado de opinión! Puedes regresar a tu casa, ya no te necesitamos aquí.
—¿A caso la llamó la joven de ayer para que me despidiera? Ella es mi prima y no es buena persona.
—Yo soy la que decide, ahora retírese Isabella, gracias por el tiempo que le brindó a esta boutique—
No quise escuchar más de mi jefa, salí de su oficina con lágrimas en los ojos… Estaba segura que Catalina era la culpable de todo esto que me estaba sucediendo.
—Paola voy a casa, me han despedido, todo por culpa de Catalina, mañana iré a buscar trabajo, así que no te preocupes por la renta— Fue lo único que pude decirle.
—Catalina es la culpable de esto, no entiendo que mal tan grande le hiciste, esa mujer es mala, no sé cómo puede ser familia tuya— Respondió Paola enojada.
—Te veo en la casa, mañana empezaré a buscar trabajo, necesito terminar mis estudios, necesito ser alguien en la vida— Le respondí con orgullo.
Salí de la tienda, estaba muy enojada, no quería ver ni de cerca a Catalina, ella se había ensañado conmigo de una manera absurda.
Al rededor de las nueve de la mañana estaba entrando a mi casa, no quería por nada del mundo pensar en lo que había pasado, quería ser optimista pero eso se veía difícil.
—Hola Isabella— Dijo Catalina mientras bajaba la escalera.
—¿Que haces aquí?— Pregunté con enojo.
—Aquí vivo, ¿Lo olvidas ?— Preguntó descaradamente.
—Desde este momento dejas de vivir aquí, eres una mala persona, no se puede respirar el mismo aire que tú— Le respondí mientras subía la escalera enojada.
Me dirigí a la habitación que ocupaba Catalina, saqué toda silueta ropa y la entré en una maleta, después de eso las tiré por las escaleras.
—¿Que haces? ¿Estás loca?— Preguntó sorprendida Catalina.
—¡Loca estás tú! No quiero estar contigo en esta casa, además dices que lo tienes todo, ve y búscate un lugar donde estar, porque aquí ya no cabes.
—Eres una tonta, no me voy a ir de aquí, no tienes derecho a botarme.
—Tengo todo el derecho del mundo, no nos ayudas a pagar la renta, eres una X en esta ecuación, así que por favor desaparece de mi vista.
—¿No te ha quedado claro lo que puede pasar? Hice que te cancelaran, ahora me encargaré de que no consigas trabajo en ningún lado, vas a rogarme que te ayude.
—Tus amenazas me tienen sin cuidado, mejor lárgate de una buena vez por toda, de tantas mentiras que le dices a tu prometido puedes agregarle otra, ahora lárgate Carlota.
—Me voy pero te prometo que volverás a saber de mi… No te dejaré en paz.
—¡Haz lo que quieras! No me importa lo digas, lamento que seas mi única familia y lo peor de todo es que no puedo aborrecerte.
—No tenemos nada más que hablar—Respondió Catalina riendo a carcajadas.
Catalina tomó su maleta y se fue con una sonrisa en su rostro, empecé a llorar de enojo, de impotencia pero sabía que esto pasaría.
En la empresa de arquitectura de Diego.
—Diego tengo los planos impresos— Dijo Leo al entrar a la oficina.
—¡Perfecto! Empezaremos con esa construcción el próximo lunes, necesito dejar todos los trabajos aprobados, no quiero tener nada pendiente cuando esté de Luna de miel— Respondió Diego mientras miraba su computador.
Antes de que pudiera Leo responder, entró Catalina en un estado descompuesto, estaba llorando desconsoladamente.
—¿Que te ha pasado?— Preguntó Diego preocupado, se levantó rápidamente de su asiento.
—Cariño es que por culpa de mi prima me echaron del departamento, no paraba de hacer fiestas mientras yo no estaba, de entrar hombres y por su culpa me echaron— Respondió llorando sin consuelo.
—¡Tranquila amor! Todo estará bien, me parece que tu prima solo siente envidia por ti, eres una mujer muy inteligente, profesional y muy trabajadora— Respondió él mientras la llevaba a tomar asiento en un sofá.
—Ella me odia, y no entiendo por que! Lo único que he echo es hacerle bien, pero ella me paga con el mal, no soporto que mi única familia me odie tanto, ahora no sabré a donde ir, todo fue muy rápido.
—¡No te preocupes! Te puedes quedar en uno de mis hoteles, además pronto nos casaremos y vendrás a vivir conmigo a casa..
—Te agradezco mucho que me ayudes, no sé qué haría sin tú, te juro que no lo sé, eres un sol, eres el mejor hombre de toda la vida, te amo muchísimo.
—Yo te amo más, siempre voy a protegerte, tu prima no podrá hacer nada contra ti, y no te preocupes por nada más, yo voy a suplir todo lo que necesites.
—Gracias cariño, ahora iré al hotel que tienes en el centro de la ciudad, te veo en la noche— Respondió Catalina, después de eso secó sus lágrimas.
Leo presenció el desastre emocional que tenía Catalina, se quedó muy sorprendido y vió que algo no cuadraba en esa mujer.