Las manos de Max se aferran a mi cintura, su boca no quiere ni dejarme respirar. Esto es opuesto al Max que conocía, ¿por qué actúa de manera tan impulsiva? Él jamás ha demostrado una sola pizca de interés en mí ¿Qué significa todo esto?
Quiero apartarlo, trato de escapar de sus manos, pero él me retiene con todo su peso.
Quería creer que el primer beso fue un accidente o que fue involuntario, pero esto… No me sentía segura, toda confianza que sentía por él, se iba desvaneciendo como la sal en el agua.
—¡Ya basta! —logré gritar, estampando mi mano en su mejilla.
Mi pecho subía y bajaba en agitación, mientras que mis ojos mostraban una mezcla de ira y decepción.
Entre tantos hombres, Max era a quien tenía en un pedestal. Era mi profesor, al tipo con el que confié muchos de mis secreto
