—¡Maddox!
—¿Hebe?
Oímos nuestros nombres y giramos al unísono, tanto mi hermana como su futuro esposo, nos encontrado en una situación bastante embarazosa que se podía malinterpretar.
Me aparté para luego ayudarla a levantarse, por poco termina resbalando de nuevo pero no lo permití.
—Hermanita, si querías tener tu momento a solas lo hubieras dicho, así Zuria y yo hubiéramos dado un largo paseo por el otro lado de la casa, mientras ustedes hacían sus… Cosas.
—¿Qué estás diciendo? Solo hablas puros disparates, nos resbalamos, no estábamos haciendo esas cosas que tú tienes en la cabeza.
—Oh por supuesto. De acuerdo blanquita, voy a creerte.
—No dudes de tu hermana, es verdad. Los aspersores se activaron y la mojaron. En lugar de estar hablando tantas idioteces, ayúdala llevándola den
