Mientras Atlas conducía se percató de que jamás en su vida se había sentido tan vivo, podía notar como la sangre recorría su cuerpo entero, su respiración. Estaba feliz. Jamás se había sentido así, y todo se debía a Lorraine, inmediatamente la observó. La chica estaba concentrada en el verde paisaje, el lugar era basto en árboles y helechos por todos lados. Pero era muy frío, húmedo y neblinoso. Aún así, Atlas se sentía eufórico de saberse lejos de los Masson y sus matones. - ¿Que quieres comprar en Port Ángeles?. Le preguntó Lorraine alzando la voz por encima de la música, ya que iban escuchando The doors a todo volumen. Atlas le bajó la intensidad a la música y le respondió. - Necesitamos comprar cosas para tu casa. - Nuestra, ahora es tan tuya como mía. Le contestó ella. Atl