Su mano pasa de sujetarme la mandíbula a sujetar mi mano fuertemente, comenzando a jalar de ella y caminar, obligándome a seguirlo mientras yo trato de soltarme. —Compórtate, vamos a despedirnos de nuestros invitados — habla con sorna, sin soltar mi mano ni un poco. —Si no me sueltas en 5 segundos, romperé tu mano frente a todos — digo entre dientes, sólo para él. —No lo harás… — Me roza los labios y abro mis ojos a más no poder. ¿A qué diablos juega este idiota? "No te dejes engatusar, Cassandra, mucho cuidado", advierte mi consciencia. Trato de darle un empujón, pero me tiene atrapada entre sus fuertes brazos, mirándome de una manera que hace anudar mi estómago. ¿Desde cuándo este cretino provoca de nuevo estas sensaciones en mí? El sigue andando sin soltarme. Seguimos nuestro