Narra Paulina Regresó de los entierros de mis padres, rumbo al aeropuerto con Pablo —nuevamente— aunque ahora la situación cambió un poco. José está hospitalizado por los golpes que le dio Pablo y ya no tengo más que temer, mi debilidad que eran mis padres y están muertos. Ya no hay nada en lo que José me pueda dañar. (...) Estamos en México rumbo a la mansión de Pablo. Me siento desmotivada y triste, pero no puedo hacer más. Sólo puedo resignarme y aceptar que José acabó con los que amo. — Paulina —dice Pablo mientras agita una de sus manos en mi rostro— Ya llegamos a mi mansión. —Asiento cansada. — ¿Qué hago en tu hogar? Mi casa no queda por aquí — digo saliendo de mis pensamientos — Pues veras —dice Pablo colocando su mano en la nuca— Lo mejor es que te quedes aquí por un tiempo.