— Piérdete - digo a escasos centímetros de su rostro- No estoy para perder el tiempo escuchando tonterías y cada vez que hablas, eso escucho. Márchate, ya completaste el límite diario de escuchar bobadas. Camino cerca de él mientras noto que apretó su mandíbula y tiene sus puños cerrados. - ¡Guau! Tus ganas de morir me sorprenden -dice Pablo asombrado-. - Si, deja de intentar tanto algo imposible entre nosotros. Yo no quiero que mi pensamiento de que seas precoz, lo compruebe. -digo riéndome- ¡Vaya! Un mujeriego precoz, ¿Que irónico no?. - ¡Oye! - dice mientras jala una de mis muñecas y me acerca a su cuerpo - De verdad que me sorprendes Paulina y pensar que había venido a disculparme contigo, que idiota fui. - Idiota si eres -digo mirándolo a los ojos- pero hay si no tienes que culp