||AMON||
—Que empiece el espectáculo— pronunció mi padre entrando al lugar; hombres vestidos con trajes costosos entraban saludando a todo el mundo.
El primero en desaparecer fue mi padre con Sofía colgando de su brazo; él prefería presentarla a aquella que a nosotros... después de todo nos habíamos acostumbrado.
Al girar observe como Dante quien estaba perdido mirando aun camarero con copas de vino; indignada lo mire.
—No me falles, casi te pierdo ayer— al parecer aquellas palabras hicieron efecto en él haciéndolo dejar de mirar al hombre en segundos. Era difícil no podía negarlo, pero juntos podíamos estar limpios.
—Solo por ti— pronunció desapareciendo entre la multitud, también lo hice buscado alguna cara conocida en especial buscar a Lina por lo general ella asistía a estos eventos.
Después de recorrer casi todo el lugar me detuvo a observar una pintura singular, mi tranquilidad fue interrumpida una presencia detrás de mí; conocía ese a roma.
—Suéltame— ordené mientras giraba bruscamente por mi seguridad retrocedí algunos pasos; en un perfecto esmoquin Deniel sonreír sin angustia... el miedo me invadió de nuevo.
—Luces bien, elegante como todos ellos— sonrió como si nada hubiera pasado horas antes... porque estaba cerca de mí, lo había visto en eventos y en ninguno de estos se había acercado a mí, mis piernas temblaron y un escalofrío cubrió mi cuerpo.
—No te vuelvas a acercar a mí y no lo intentes con mi hermana— solté mordiendo mi mejilla interior, sin dejar de mostrar dureza.
—¿Por qué lo haría?— preguntó sin importancia. —Ahora estás condenada a estar junto a mí por un largo tiempo, no pienso dejarte sin vigilancia— negué.
—No, no hablaré nada, pero por favor no te acerques a mi familia— expliqué. —No puedo seguir con este juego de mafiosos, de hecho no debo estar contigo... La gente observa— susurré regresando la vista a pintura.
—Crees que me importa... estás ligada a mí—
—Nos vemos— Camine a una mesa dejándome caer por completo, odiaba tener que venir a eventos como estos.
¿Por qué existían? La respuesta era sencilla, en eventos como estos se creaban las mejores alianzas, compromisos eran firmados sin tomar en cuenta el amor de por medio.
Fortuna, dinero y poder era lo único que se respiraba en el ambiente, una tristeza.
—Deberíamos salir de esta porquería, siento que voy a matar a todos si sigo aquí— lo mire con ganas de llorar, el sujeto se encontraba frente a mí mientras arreglaba su esmoquin y usaba la palabra matar sin causar ningún efecto en él.
—¿Escapar contigo?— pregunté haciendo que este se acercará más a mí; lo empuje de inmediato, intente actuar tranquila, pero era imposible a su lado... lo había visto matar a dos sujetos. —¿Quién eres?— solté como una de muchas veces, este sonrió sin dejar de mirar nuestro alrededor.
Aquel tipo tenía presencia haciendo que algunas mujeres lo miraban vulgarmente; repugnante en todo el sentido.
—No tengo necesidad en responder esa pregunta, conoces la respuesta— Un asesino. —Te estoy vigilando Ferreti— habló agarro mi mano para besarla y mirar mis ojos esperando una reacción. —No voy a dejarte tranquila— susurró para ambos.
—Claro— pronuncié separándose de él, mirando a la dirección de mi padre; su miraba estaba clavada en mí... furioso.
—Hermana— se excusó Sofía sentándose a mi lado... buscando una oportunidad con el sujeto que parecía verla inferior.
—¿Qué quieres?— pregunté mirándola, no me encontraba para nada cómoda quería ir a casa y no salir jamás.
—Nos vemos pronto— se despidió para dirigir su camino a quien sabe donde.
—¿Qué le has dicho?— me preguntó furiosa, suspire.
—Eres una niña Sofía, compórtate como una... El sujeto es alguien...— regañé.
[...]
—Te he estado buscando— dejé la botella de agua aún lado para mirar al sujeto; claro que me había visto, pero tal vez estaba entretenido escuchando historia aburrida sobre política.
Sin más abracé al tipo, tenía que salir de la realidad y él parecía una gran oferta.
—Hola— saludé débilmente para besar su mejilla, el sujeto me sonrió sin dejar de mirar mis ojos.
—Hola, mi rubia... ¿Cómo estás?— preguntó, sin poder controlarlo mis lágrimas cayeron.... —oh que sucede— pronunció al limpiar mis lágrimas, no respondí solo baje la cabeza a su pecho para abrazarlo mejor.
Distintas personas nos miraban y eso no era nada nuevo, todos murmuraban cosas acerca de nuestro compromiso fantasma.
—Mario quiero estar sola— Eso fue lo único que salió de mi boca... vaya Amon.
—Vamos a mi mesa despéjate a mi lado— insistió arrastrándome a una mesa en la que estaban sus papás junto al mío.
—Hasta que la encontré— anunció Mario obligándome a sentarme; había ignorado mi petición por completo.
Salude a sus padres y me senté a su lado, cuando gire los chicos me estaban observando molestos; la cara de Dante, Joel, Luis y José.
—Amon luces bellísima— murmuró su madre, Bertha De Vargas... aquella famosa mujer en la industria de perfumes.
—Gracias. Tú también lo estás Bertha— murmuré para observar a papá, el cual sonría, intentado llevarse bien con el padre del chico.
—No han pasado tiempo juntos chicos— esta vez fue mi padre, lo miré fijamente.
—No, pero ya habrá tiempo para salir donde queramos— contestó el sujeto sonriendo. —Miré unas fotos... ¿La pasaste bien? — me reclamó más que enojado, en segundos mi boca se abrió por completo del asombro.
Aquel Mario sumiso había muerto.
—¿De qué hablas?— pregunte mientras lo miraba fija, mi pregunta había sido directa.
—No soy tonto Amon— Susurro para ambos, ¿Qué debía de responder?, Tenía razón.
—No fui yo, no soy la única rubia en este país— contesté fingiendo indignación.
—Así que sabes de qué se tratan esas fotos— en segundos nuestra conversación secreta había sido expuesta frente a nuestros padres.
—Si, porque están en todas mis r************* — respondí para sonreír a sus papás.
—Amon esta trabajo en un proyecto sobre economía— intervino mi padre llamado la atención de todos en la mesa; mierda me había olvidado del tal proyecto por completo.
—Eso es genial— afirmó el chico a mi lado, intente mantenerme sería.
—Si, bueno iré al sanitario— avise levantándome del lugar más que incómoda, no podía seguir ahí sin saber nada de ese proyecto.
[...]
—¿Qué paso?— preguntó Lina en un susurró, giré a verla.
—Todo está mal — conteste del mismo modo.
—Hablas del artículo — esta vez fue Luis, el cual había escuchado nuestra conversación, lo miré con molestia.
—No soy yo— advertí sería mientras lo miraba matadora.
—¿Qué tal si la pasamos juntos este fin de semana?... vamos necesito relajarme un rato— propuso José, negué de inmediato.
—si— entusiasmada pronunció Lina.
—Además vendrán Jason, Laura y Darius— habló Joel, negué de nuevo... ahora no solo corría de Jason sino también de su hermano, el cual se había quedado con dos cuerpos en medio de la noche.
—No cuenten conmigo— avisé, para volver a buscar a mi padre junto a Cortez, estos se miraban amenazantes.
—Todavía no has olvidado a Jason, maldición Amon ya pasaron cinco meses hermana, supéralo— comentó Dante mirándome irritado, acaso pensaba ir...
—No iremos Dante— advertí seria causando la risa de Lina.
—Sigues cambiando el tema Amon, admite que no lo has superado y que sigues tenido el tatuaje— la mire, estaba más que ebria, había revelado uno de mis secretos.
—¿Aún lo tienes?— preguntaron ambos, cerré los ojos frustrada dándoles la razón... aún lo tenía y nunca lo cubriría.
—Joder— exclamaron juntos todos llamando la atención de distintos invitados.
—Interesante— pronunció Deniel al regresar a la mesa, busque a mi padre el cual había desaparecido del lugar.
||SOFIA||
—Entonces estuviste en Alemania muchos años...— murmuré contenta, él estaba a mi lado.
—Si, ¿Cuántos años tienes niña?— preguntó mi chico sin quitar la vista aquella mesa donde mi padre se encontraba.
—Eso no es interesante, puedes contarme algo de ti— musité, era menor de edad, pero... el amor no tiene edad.
La noche era fría y el evento estaba muriendo, todos se encontraban ebrios, mientras que otros se había ido.
—¿Tu hermana y Jason Weber?— preguntó mirando a la nombrada quien se encontraba cuidado de su amiga.
Intente ignorar la pregunta por inercia, porque quería saber de ella, ¿por qué?
—Fueron pareja, se enamoró de él como no tienes idea, a ella nunca le han gustado los buenos chicos con un nombre en el país... ella siempre ha elegido mal viviente con mala pinta, dementes a veces— expliqué sin mucha importancia. —En fin, los dos se enamoran; Jason era un chico bueno, pero papá no lo acepto solo porque no es hijo de alguien con renombre y por ser extranjero... trato de separarlos, pero no pudo, solo el tiempo los fue separando hasta que terminaron, pero al parecer Amon no lo ha olvidado— termine de contar al sujeto quien apartó la mirada de ella para girar a observarme.
—Gran historia de porquería— se despido para dejarme sola en aquella mesa, había juntado tanto valor para sentarme a su lado... y al parecer a este no le interesaba.
—Ella se casará con Mario— murmuré captado su atención.
||AMON||
—Voy al baño ahora regreso— aviso dejando un beso en mi mejilla, suspire para verla caminar torpemente.
—No tardes— advertí para sentarme mejor en la gran barra, era una verdadera tortura aguantar el olor del Alcohol pues perfectos tragos salían del lugar... eran pocos los invitados, pero aun así parecían no querer de dejar de beber.
—¿No gustas algo?— murmuró el barman con una sonrisa, negué después de pensarlo, en verdad necesitaba solo un trago, pero no iba a caer.
—No, estoy bien— contesté sin dejar de mirarlo, este me miraba sorprendido.
—¿No te acuerdas de mí, cierto?— fruncí las cejas al escuchar aquella pregunta, mire cada centímetro de su rostro, pero no, nunca lo había visto en mi vida. —Las Vegas hace cinco meses— intenté no mostrarme sorprendida, claro que recordaba aquella noche en Las Vegas: pero no era un recuerdo agradable.
—¿John Cierto?— pregunté.
—Así es, me debes unos Balenciaga— accedí sin sonreír.
—De nuevo lamento haber tirado tus zapatos por la ventana, si claro que te los pagaré— prometí buscando algo con que escribir —Este es mi número—
—Sea como sea, me gusto perder la consciencia contigo aquella noche— con un guiño este tomó el papel para regresar a su trabajo.
Suspira avergonzada, eso me había dado una motivación para no recaer en lo malo.
—¿Te verás con él más tarde?— salte en mi lugar por aquella voz ronca.
—Casi me matas— pronuncié
—Por favor no diré nada, lo juro— el tipo era alguien temible.
—No pensé conocer esta faceta de ti... siendo una inmadura— murmuró colocando su brazo en mi hombro en segundos me alejé de él.
—Pediré una orden de restricción si sigues así— escupí observando a Sofía sola.
—Deberías controlar a tu hermana y a tu padre principalmente— susurró acercándose para tomar mi mentón, aquellas palabras me había...
—No lo harías— susurré.
—Claro... si eso es lo que quieres creer— me sonrió como si nunca hubiera hecho un mal.
—Sé dé lo que eres capaz... pero tú no sabes de lo que yo soy— el miedo corría mis venas, pero no lo dejaría amenazarme, mi familia esa sagrada.