Cierro la puerta de entrada de la casa, y siento que el silencio se hace eterno. Todavía estoy tratando de asimilar que los padres de Nayla me han aceptado como esposo de su hija, y que la boda ha sido pactada para dentro de dos semanas. Al voltearme la veo a ella mirándome fijamente como tratando de decirme muchas cosas a la vez. —Es una locura —murmura. Asiento y me acerco a ella. —Sinceramente, creí que tu padre simplemente me diría que estaba de acuerdo con nuestro noviazgo y que con ellos ganaríamos un poco de tiempo para evitar que te casaran con ese tipo. Jamás imagine que propondría que nos casáramos, de verdad que no era mi intensión que pasara esto —explico con culpa. —Yo tampoco pensé que pasaría esto —habla preocupada e inmediatamente me acerco un poco más a ella hasta toma