Mi todo, Mi nada, Mi dueño, Mi ciervo

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Min secó su inexistente sudor de la frente y enderezó su espalda, leyó ligeramente aquel ensayo, el cual no le tomó más de media hora en terminar pero es que no estaba familiarizado con el tema, recién había entrado a aquel colegio y pues, debía ponerse al corriente,  sin embargo, sabe que no le será tan fácil con aquel abusivo.— Hey, ¿Terminaste?

—Sí, pero falta revi...— Lujan le tapó la boca, cogió la hoja, leyó las tres primeras palabras y se quedó literalmente dormido.

—Jódete.— mencionó y se alejó.

—Por adelantado, lo siento.— Min lo miró preocupado, a pesar de ser un abusivo, el chico tal vez, necesitaba una buena nota pero... suspiró, bueno, aquello ya no era su problema o al menos eso espera.

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—¿Cuánto sacaste?— el alto husmeó la nota de uno de sus amigos.

—Cinco.— se encogió de hombros.

— jajaja eres un idiota.— se burló.— Yo sacaré un diez, ya lo verás, ese nerd lo hizo por mí así que...

—Lujan.— el profe llamó y el alto con el pecho en alto se acercó campante.— Lo sé, no es necesario que me felicites profesor.

— ¿Eh?— Baek lo miró con el ceño fruncido.— ¿Felicitarte?— negó.— Un cuatro no es precisamente una nota ejemplar.— le entregó su ensayo lo que provocó que a Lujan se le cayera la boca hasta el suelo.

—¡¿Cuatroooooo?!— gritó.

—Sí, ya sabes, dos y dos son cuatro.— Baek mostraba una seria expresión aunque en el fondo quería reírse, aquel ensayo merecía un nueve, sin embargo,  y por casualidades de la vida dió a parar en la misma mesa de Kim Min y logró ver lo que estaba haciendo.