2. Coquetearle al profe

1371 Words
Al día siguiente era viernes en la noche, estábamos en un partido de futbol, como animadora tenía que estar con el mejor de los ánimos dirigiendo mi equipo y pendiente de todo lo que sucedía alrededor, al receso de diez minutos corrimos a mitad de la campo cuando el equipo de futbol se dirigía a tomar algo de agua y a planificar su próxima jugada, íbamos a diez puntos a favor, sin embargo Logan se interpuso en mi camino únicamente para abrazarme, estaba sudoroso, su ropa hecha un desastre pero aun así era el hombre más hermoso que hubiera podido imaginarme alguna vez y lo mejor es que era mío. —Te amo, Bubú —su boca tenía el protector por lo que sus palabras se escucharon torpes y ahogadas, pero aun así lo entendí y le regalé una enorme sonrisa, si él no hubiera tenido el casco ya lo hubiera besado. —Yo a ti, Pompón —respondí continuando mi camino y él el suyo, de igual forma nos veríamos al finalizar el juego, como todos los partidos. Yo había visto a Logan desde que iniciamos el instituto, es decir, un muchacho alto, rubio y guapo no pasaba desapercibido, y con los años se ponía como el vino; a medida que se desarrollaba cada vez mejor, pero nunca estudiamos en la misma clase a pesar de tener la misma edad de 17 años y estar en el mismo año, ni tuvimos a alguien que nos presentara, tampoco era como si estuviera pendiente de él, solo lo consideraba muy guapo y todas estaban babeadas por el gran “Logan Backster” porque jugaba futbol y tenía una auto bonito, su papá era dueño de una de las franquicias de comida rápida lo que quería decir que nadaban en dinero. El chico más cotizado de todos era él. Por otro lado, yo me concentré en tener buenas notas, en rendir en el equipo de porristas e intentar ser amable con todos, no me consideraba fea, es decir, según mi papá; yo era la viva imagen de mi mamá en sus rasgos delicados; cabello oscuro, piel caramelo, pero en vez de ojos marrones tenía los ojos profundamente azules de mi padre, yo siempre mantenía un perfil bajo, hasta que a mediados de tercer año nuestra capitana la atropelló un carro y yo la suplanté ese día en las practicas, después de que le diagnosticaran que debía dejar el equipo por el resto del año por salud y de hecho ella ya estaba por salir del instituto a la universidad, me nombró capitana. Fue ese día donde estábamos practicando en el patio cerca de donde el equipo de futbol entrenaba, el balón voló y aterrizó directamente sobre mi cabeza dejándome noqueada y tendida en la grama desorientada por varios segundos, alguien me tocó la mejilla varias veces y al abrir los ojos me encontré con sus ojos ámbar tan atrayentes que casi parecían irreales. — ¿Estás bien? —recuerdo que preguntó, el sol le pegaba atrás haciendo que su cabello rubio como el oro revoloteara en el aire y todo de él pareciera una belleza surreal. — ¿Morí? —recuerdo haber dicho, pero él solo se rió, la risa más hermosa que había visto y oído en mi vida hasta que respondió: —Menos mal que no, ya iba a comenzar a darte respiración boca a boca. Nunca desee tanto que alguien me diera respiración boca a boca. Desde ese día él se aparecía en cada lugar donde yo estaba, únicamente para hablar conmigo, yo lo trataba con normalidad, después de todo no estaba interesada en alguna relación, solo en tener buenas calificaciones, siempre que me invitaba a salir inventaba excusas pero realmente no quería, tenía miedo de que quisiera solo jugar conmigo a pesar de que él no tenía fama de ser mujeriego, o al menos nunca escuché algo así. Eso parecía obsesionarle, que lo rechazara, entonces comenzó a sorprenderme con flores, detalles y objetos costosos, hasta que finalmente se apareció en mi casa y le dijo a mi padre que ya no sabía qué hacer, mi padre me dijo que le diera una oportunidad, que parecía un buen chico, y desde ese día empezamos a salir, después de todo, yo nunca había tenido novio y de algún modo quería la aprobación de mi papá, solo tenía 14 años en ese entonces, y mi padre tenía razón, era un buen chico, siempre me cuidaba, me mimaba y estaba pendiente de todo lo que necesitaba. Claro, algunas veces discutíamos, pero no eran cosas graves, ya teníamos casi tres años juntos, ahora ambos teníamos 17 años, cumpliríamos 18 en unos meses, yo dentro de 1 mes y él dentro de 5 meses, se suponía que iríamos juntos a la universidad y luego nos casaríamos, hijos,  y ya todo estaba planificado. —Bien chicas, vamos —grité saltando en mi lugar y comenzando la rutina junto con mi equipo, era lo que más disfrutaba, poder bailar y hacer gimnasia, era como un aire de relajación cuando estábamos presentándonos y se sentía la alegría del público que vino a ver el juego. Salimos de nuestra presentación y el equipo de futbol entró para terminar el juego, tomé un poco de agua cuando Rosmary; una de mis mejores amigas se acercó, ella era atrevida, por su cuerpo curvilíneo le encantaba exhibirse, algunas veces era un poco zorra, pero sin duda de buenos sentimientos. Ella tenía la mirada fija en algún punto de las gradas y dijo: —El profesor Novan es el alma de la fiesta. Fruncí el ceño siguiendo el hilo de la mirada de Rosmary, y en efecto, ahí estaba el profesor Novan, parado en una esquina de las gradas, sus brazos cruzados sobre su pecho, desde aquí veía su característica aura oscura de odio, pero algo sí era diferente, no tenía su característica ropa elegante de dar clases, solo lucía una franela negra, jeans oscuros y unas botas, lo admitía, lo hacía ver más... atrayente. —Qué raro ¿salió de la cueva? —comenté con burla, él nunca venía a los juegos, usualmente él no era amigable con ningún profesor o alumno, nunca se involucraba con las actividades del instituto, era raro verlo aquí, incluso resaltaba por ser el único que no estaba eufórico. —Al parecer —coincidió Rosmary con cierta burla—. Oye, está bien guapo con esa ropa que no parece de anciano y con ese aire de peligro que tiene alrededor. — ¿En serio estas diciendo eso del diablo? —giré los ojos con asco, jamás lo vería con otros ojos, desde que iniciamos clases y él entró como nuevo profesor, simplemente me cayó mal y al parecer fue mutuo. —Oye, tú eres la que va reprobando yo no —dijo y luego pareció sopesar que no debió decir eso y agregó: — Perdón, sé que eso te afecta. Obvio que me afectaba, nunca había reprobado nada y ahora era la única de todo el salón que estaba reprobando su clase. —Ya —murmuré—, no importa. No es tu culpa que él sea un hijo de puta. Rosmary soltó una ligera carcajada, pero yo sí lo decía en serio, lo odiaba. —Si me lo preguntas a mí —murmuró ella—, deberías seducirlo un poco para que baje esas barreras que parece tener contra ti, ya sabes, le guiñas un ojo, una sonrisa coqueta… —Ew —la interrumpí con asco. —Vamos —insistió con cierta convicción—, que ambos se odien y se transmitan odio no te va hacer aprobar, sé inteligente y cáele bien, así puede que tenga compasión de ti y tú prestigiosa beca. Me quedé procesando sus palabras, ella tenía razón, él parecía tener un prejuicio contra mí y el hecho de que ambos nos odiáramos solo haría que yo reprobara, él era el profesor, yo tenía que ser inteligente, por mí y por mi beca, ahora mi plan comenzaba a tomar forma, puede que no tuviera que chantajearlo, solo intentaría ser un poco coqueta… Coquetearle, simpatizar y luego sacarlo del instituto. Solo esperaba que no se me saliera de las manos.                
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