CAPÍTULO ONCE
Él la estaba observando cuando recogía a su hija de doce años de una práctica de cheerleading. Un mes antes, habría sido una práctica de natación. Pero el verano estaba por finalizar, así que la piscina era periódico de ayer. El fútbol estaba ahora en el horizonte, como lo estaban las pirámides de las animadoras y los pompones. Los chicos de esta época... siempre tenían que estar en algo. Y los idiotas de los padres estaban más que felices de mantenerlos apaciguados.
Estaba estacionado en el extremo opuesto del campo de fútbol. La observaba, entrecerrando los ojos, pudiendo ver incluso cómo se agitaba su cola de caballo al bajarse del auto y hablar con otra de las mamás, mientras sus hijas charlaban junto a la parte trasera de los vehículos. Al cabo de un rato se separaron
