Alaia
Sentí como si hubiera dormido durante años mientras trataba de abrir los ojos. Mis brazos se sentían como plomo, y no recordaba el porqué.
Continué trabajando para abrir los ojos cuando empecé a escuchar voces familiares. ¿Era Aaron y Xander? ¿De qué estaban hablando? ¿Y riendo? ¿Qué, eran mejores amigos ahora o algo así?
Deseé que mis ojos se abrieran y miré a mi alrededor. Durante un minuto, no tenía idea de dónde estaba hasta que escuché el —beep… beep...— de las máquinas.
—¿Por qué estoy en el hospital? —pegunté en silencio.
Al escucharme hablar, tanto Xander como Aaron voltearon la cabeza en mi dirección y se inclinaron hacia adelante.
—¿Cómo te sientes, Pequeña?, ¿necesitas un vaso de agua o algo así?, ¿Tienes algún dolor?
Me reí y respondí.
—No, Xander, no necesito nad
