—Perfecto, podemos continuar con nuestra charla mientras cenamos.. Me tiende la mano para ayudarme a ponerme de pie y nos dirigimos a la puerta. Se me ocurren miles de preguntas pero una me es mart urgente y me impulsa a soltarlo sin pensarlo mucho. —¿Tengo hermanos? Espero que sí, siempre he querido tenerlos. Horror, eso es lo que veo en sus ojos. Luego sonríe y no sé qué pensar. —No, no tengo más hijos. Solo eres tú, y después de Peter, se me fueron las ganas. Tampoco encontré a una mujer que llene todos los espacios que dejo tu madre. Fue una gran sorpresa saber que existías, que alguien compartía mi sangre y estoy feliz de que estés aquí hoy. –Llegamos al comedor, la mesa está llena de comida, mi estómago ruge tan fuerte que mis mejillas se ruborizan de la vergüenza.- Parece que mi