Declan sigue en su asiento con un cigarrillo entre los dedos y las piernas cruzadas. No muestra interés en el recién llegado, solo lo mira de arriba abajo. Su ropa esta ensangrentada y es ahora cuando me doy cuenta de que Peter no tiene nada puesto en la parte de arriba, solo se deja ver una venda rodeando la zona. El cuerpo de Alexander es un chiste comparado con el de mi acompañante. —Alexander Harrington. Es un placer conocerte al fin, lástima que no has sido invitado por mi o mi hija a nuestro hogar. Pero, ya estás aquí de todos modos. —Me mantengo de pie por gracia divina. Alexander no se inmuta por el tono frio de mi padre, pero si abre un poco más sus ojos cuando se entera de que el pelirrojo de ojos azules frente a él, es mi padre. — Puedes tomar asiento si lo deseas y dinos a que