Ménesis (la leyenda de los bosques encantados)

Introducción I

Introducción:

James Duenomo

Una marca, un tono desigual, un hecho, desproporciones en tu cuerpo, habilidades diversas y características peculiares, suelen ser los rasgos perfectos para formar a un ser viviente. No obstante, la belleza ha sido atribuida a múltiples cambios estéticos, ignorando las habilidades, las destrezas, las capacidades y la magia dentro de cada uno de nosotros.

En la edad de los largos y despampanantes vestidos, largas túnicas, pelucas alargadas, cabelleras recogidas, de sombreros exóticos y puntiagudos, existían las nobles familias y los plebeyos, donde la mezcla entre ambas era como mezclar el agua y el aceite. Donde se podía apreciar claramente el uso del poder para doblegar al débil. No obstante, aquello no siempre era aplicable a todos, existían aquellos que iban en contra de las reglas usando un sentimiento tan poderoso que puede cegar a aquella persona con mejor vista, el amor.

-¡Busquen a la princesa Gálata!, tenemos que hallarla antes de que llegue a la frontera- dijo uno de los euruditos , quienes eran guerreros, defensores y protectores del bosque, que se distinguían por sus hermosas alas negras, postrando sus trajes de guerreros, así comocon dotes estructuralmente físicas que les permitían doblegar a su enemigo con astucia y fuerza. Cada soldado vestía un color que daba a ver su rango, el máximo entre ellos vestía en un color verde mientras que el resto tomaba su color n***o o blanco.

Entre ramas, en las fronteras, en cada rincón que el musgo dejaba entre ver, en cada obscuro denso lugar.

Buscaron en cada rincón de aquel lóbrego bosque, pero nadie la encontró.

Su nota de despedida arrojaba las mismas palabras cruzar el límite y buscar un enlace con un basfelano.

¡Maldita sea!

Eran las únicas palabras que pasaban por la mente de aquel eurudito al mando de la búsqueda. Los habían burlado.

Dos herederas de sangre pura fuera del bosque, aquello no podría ser algo bueno.

Rachas de aire comenzaban a sentirse. El viento comenzó a agitar cada hoja, rama, tierra, todo lo que se encontrara en el bosque, la ligera brisa de agua salina era bizarra proviniendo de un lugar como ese. Aquella repentina convulsión solo significaba una cosa.

¡El bosque lo sabía!

Una luz en lo alto del bosque iluminó los cielos, provenía del oeste, la región de los milat, seres amables, tranquilos, era aquella especie la única para usar el juego de palabras en vez de decirte una verdad que había sido resguardada en secreto, era la única especie capaz de ver el futuro. Los únicos que tenían la gracia del bosque de poder interpretar su voz, se decía que eran los intermediarios entre la población de seres que habitaban aquel lugar y el bosque que era el ser viviente, más protector y mágico de todos.

- ¡Señor, esto no va a ser bueno! - dijo uno de sus subordinados.

-Lo sé, es hora de que cuidemos todos los accesos, nuestro capitán será quien nos informe lo que se diga en aquella reunión- dijo, para posteriormente dar las últimas instrucciones.