Mateo Mi trabajo me apasionaba, era algo que podía hacer a ojos cerrados, recuerdo todas las veces que me preguntaron si lo hacía por mi familia o si en realidad me gustaba la profesión que estudiaba, la respuesta siempre fue la misma, me gusta, me encanta, amo la abogacía, lo hago porque quiero, esto era como mi centro, para mi no era un trabajo, nunca lo fue, era como mi pasatiempo y se sentía bien hacerlo. A lo largo de mi vida siempre tuve dudas, temí por hacer o no lo que mis amigos querían, tomar decisiones que afectaran a mis padres, no ser lo suficientemente bueno para algunas cosas, temí que mis decisiones acabaran con la vida de otra persona, temí, dude y me debilite. Pero siempre supe dos cosas, la primera, quería ser abogado y nada ni nadie lo impediría. La segunda, quería a