Sam - Mierda – vuelvo a tapar los oídos de Lio – Dios, es qué… - calla unos segundos – ¡Mierda! – se agarra la cabeza – Esto es una putada, es como… dios – niega - ¿Cómo es qué? – miro mi panza – No, es que eso no pasó, además ustedes no hablaron de nada de esto y ahora – niega y camina. – Mierda. - ¿Puedes dejar de insultar? – Mateo aprieta los dientes – Es lo único que haces, los niños te escuchan, no quiero que aprendan eso – elevo sus cejas. - Tu mujer parece salida de la cancha cuando habla – la señala – Ella dice dos palabras y tres insultos – se excusa. - Mi hermana es fanática de probar culturas – responde Aaron – Bruno, no te parece que eres un poquitín – hace la seña con sus dedos – Exagerados, son dos niños, sí, ya los vimos – sigue – No sali