2

876 Words
Marikon. PADMÉ CRAFT. ** Mi mirada debía de ser muy pesada porque Chriss Engeles giró sus ojos marrones hacia mí frunciendo débilmente el ceño, se suponía que debía actuar como un hombre hetero s****l y simplemente volver a voltear al frente para prestar atención u ofrecerle un saludo varonil de esos donde solo afirmaban con la cabeza cordialmente, pero no fue lo que a mi brillante cerebro se le ocurrió. A mi brillante cerebro se le ocurrió que era hora de estornudar de manera descontrolada, intenté reprimir el estornudo, pero lo único que logré fue afinar la voz y soltar un vergonzoso pedo que sonó como si alguien hubiera lanzado un cañón, me congelé sin poder procesar que de verdad todo eso había acabado de pasar en menos de un minuto que tenía viendo clases.  Maldita sea. Estaba arruinada. Varios personas a mi alrededor comenzaron a reírse, y yo tuve que disimular soltando una tos donde incluso raspé mi garganta y moví mi pupitre para encubrir el ruido en mi inútil intento de disminuir mi vergüenza. Muy bien Padmé, eres todo un asco. Padmé -la asquerosa- papacito. Bueno, prefería que me vieran con asco a que me vieran con burla, pero creo que causaba ambas cosas en las personas. Siempre me pasaba cuando había mucho polvo u olores fuertes, y aquí en el salón la mayoría de los estudiantes parecían haber decidido usar perfume... y lo del pedo, no creo que para eso no tenía justificación, pero jamás me había pasado algo así.  Mal momento para empezar. -¡Qué asco! -escuché que murmuraron a mi alrededor. -El itialianini flatulencini -musitaron y comenzaron a reírse mientras escuchaba como rodaban los pupitres de mi alrededor y se cubrían la nariz aunque estaba segura de que no había olor. Estaba definitivamente acabada. Me hundí en el pupitre e intenté prestar atención a lo que decía el profesor cuando de repente sentí que me tiraron un papel a la cabeza que aterrizó en la mesa de mi pupitre, fruncí el ceño abriendo el trazo de papel arrugado y leí que decía: "MARIKÓN" Estreché los ojos y voltee hacia atrás, mis ojos se enfocaron en Chriss, él se reía junto con varios chicos a su alrededor. Vaya, al parecer el chico que odiaba de hecho estaba buscándome problemas. Bien, en primera, habían escrito mal la palabra y en segunda, por Dios, ¿de verdad ese idiota se iba a meter conmigo el primer día de clases?, sabía que él había repetido dos años, él ya debía de estar en la universidad o en las clases nocturnas, pero aquí estaba él; siendo un asco de persona mal educada rellenando un asiento. Esto sería interesante, porque ganas no me faltaban para mandarlo a la mierda, debía hacerme respetar como el chico nuevo. Arrugué el papel y lo metí a mi boca masticándolo con la mirada fija en ellos pero queriendo únicamente ofender a Chriss cuando alcé mi dedo medio y giré los ojos para volver a mirar al frente donde el profesor seguía dando la clase.  Sí, aquí estaba yo, tirándole una cerilla al diablo. Como sabía, Chriss no era de tener buen genio y escuché el chillido del pupitre seguido de pasos efusivos martillar el piso, me voltee justo para ver a Chriss frente a mí pupitre, su rostro rojo, pero una ligera sonrisa adornaba su rostro donde demostraba que le entretenía pelear. Oh-oh. Todo el salón se había quedado en silencio únicamente con la voz del profesor que seguía escribiendo y explicando en la pizarra ajeno a todo lo que ocurría en clase, sentí como la sangre se drenó de mi rostro creyendo que iba a golpearme, de verdad él era atemorizante, mi corazón salió disparado. -Repite lo que hacías -dijo entre dientes agarrándome de la camisa causando que me levantara y estuviera a su altura-, maricón asqueroso. ¡Mierda, mierda, mierda! Nunca había estado tan cerca de un hombre que no fuera para besarnos. Él quería golpearme. Temí por un momento que me desacomodara mi falso chaleco de músculos. Ahora que lo pienso, debí simplemente intentar solucionar las cosas, y evitar problemas para no llamar tanto la atención, pero evidentemente hice todo lo contrario, era el centro de atención con luces de neón y brillantina. Así que a la mierda todo. Le eescupí el papel repleto de mi saliva que había metido antes a mi boca, este rebotó en su nariz y él me soltó haciendo una mueca de asco, provocando el asombro y risas a mí alrededor, de seguro nadie en su sano juicio se metía con el intimidante y brabucón Chriss Engeles. -¡Hey!, ¡hey!, ¡señor Engeles! -el profesor se interpuso entre nosotros y miró fijamente a Chriss-, a la oficina del director.  Creí que también me enviarían a mí por estar involucrado porque de hecho estaba bastante involucrado, pero para mi suerte el profesor ni siquiera me miró, al parecer ya todos sabían que Chriss era el busca problemas. Sonreí ampliamente observando como Chriss apretaba la quijada y tensaba los rasgos de su rostro, sus ojos fijos en mí en una amenaza muda donde sabía que me había marcado en su lista negra.  Pero estaba preparada para esto. Que comience la farsa.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD