Al soldado no le importó si sus pasos eran torpes debido a su embarazo, sino que lo arrastró entre las personas mientras que los labios de Gian se separaron una y otra vez en un intento de pedir ayuda, pero ningún sonido logró salir de ellos. —¡Suéltalo Yoo Chan! —se escuchó una voz grave gritar. El doncel se estremeció al escuchar la otra voz dar la orden de que fuera soltado y, su cuerpo se tensó al sentir como un par de manos se colocaron en su cintura, halándolo hacia atrás para alejarlo de Yoo Chan y, fue colocado detrás de un cuerpo grande y fuerte, como una clara señal de protección, algo que había estado buscando desde que tuvo aquel encuentro tan desagradable con el soldado. —No te vuelvas a acercar a él —ordenó. —Joon Ho, por favor… —le fue dicho en un tono burlón —solo es un