Punto de vista Maximiliano Aquella tarde acabé exhausto después del gimnasio. Lo único que deseaba era ir y tumbarme, sobre todo por la noche tan estresante que tuve. -¡Eh Max!-por ahí venía Tim a saludarme-. No te vas a cansar nunca del gimnasio, ¿verdad? –chocó mi mano y nos reímos al unísono. -Ya sabes tío, este cuerpo hay que mantenerlo de alguna forma-enrollé mi toalla alrededor del cuello. -He oído que has recibido pareja, ¿Qué tal? ¿cómo es? –me dio un codazo con su mirada perversa-. ¿Es buena en la cama? -Para, para-le dije sonriendo-. No tengo prisa en consumir con ella aún. Tiempo al tiempo. -¿Tiempo?-alzó una ceja-. Como se te pase el plazo te van a cambiar de pareja, asique, una de dos, o vas a por todas o a por nada-y tenía razón. -No te preocupes, ya sé cómo hacerlo-