Llegué a la conclusión de que debería volver a entrar al hospital. El expediente que había cogido no me estaba sirviendo de nada. Era una lista en orden alfabético de todos los que estábamos dentro con nuestra vacunación anual. No me parecía nada del otro mundo, pero tampoco entendía todas las terminologías de medicina. Aun así, decidí guardármelo de todas formas, por si algún día descubriría algo nuevo sobre esta carpeta. Decidí que hoy sería un día bueno. No porque haya pasado algo, sino porque me había cansado de despertarme con un pésimo carácter. Después de desayunar en la cafetería de forma solitaria, como llevaba días haciendo, fui directamente al invernadero para quitarme lo antes posible el trabajo, como solía hacer todos los días últimamente. Saludé a los guardias por el