Otro día más en el invernadero con el callado de Jacob, pero decidí que sería hora de ponerle a prueba y ver sus respuestas corporales. Seguro no se puede mantener calmado con lo que tengo que decirle. Había estado dos días leyéndome el expediente de las vacunas, por si hubiese alguna hoja de por medio que me dijera algo. Pero nada. De lo único que me percaté es que había una última columna a cada lado de los nombres que se llamaba SINMEM. No entendía la referencia de las siglas aún, pero seguro que Jacob sabía de lo que trataba. Ese día en el invernadero había mucha gente, todos corriendo de un lado para otro ordenándolo. Por lo que nos habían dicho, querían reformar el invernadero por las posibles tormentas que llegarían ahora en primavera y, además, ya se habían roto algunas ventana