CAPÍTULO DIECIOCHO Si Rika había aprendido algo sobre gobernar, era que siempre había otra cosa que hacer. Hubo un tiempo en el que no se había tenido que preocupar de nada más difícil que avanzar con la última pieza de su arpa. Ahora, había mucho más que hacer. —Los agricultores están diciendo que la cosecha de este año podría no ser tan buena como esperamos —dijo Oli, que estaba de pie detrás del asiento ducal que ahora ocupaba Rika en sus cuartos. —Después de toda la lucha, supongo que siempre iba a suceder —dijo Rika—. ¿Tenemos suficiente en el erario para asegurarnos de que la gente tenga comida? —Creo que sí —dijo Oli—. Aunque también debe considerarse el coste del ejército. Rika deseaba decir que dar de comer a la gente iba antes que luchar, pero ahora conocía la facilidad con