—Buenos días, Valentina, ¿dormiste bien? — pregunta Grace cuando me ve entrar a la cocina
—Si, gracias, que milagro que estés despierta tan temprano, ¿hoy trabajas? — Es sábado y normalmente siempre se iba más tarde que en un día normal
—Si, pero hoy me siento de muy buen humor y me quise levantar temprano para hacerte de desayunar—quería preguntarle sobre su salida de anoche, pero sabía que no diría nada, a veces era muy reservada en su vida personal.
—¿Saldrás hoy o porque tú también estas despiertan temprano? — me pregunta mientras yo pensaba en si preguntarle o no, así que solamente deseché la idea en mi mente.
—Si, iré a casa de Chris, cambiaron la mudanza para hoy y me ofrecí a ayudarle a empacar sus cosas— le contesté con la boca llena de comida.
—oh, ok y ¿volverás temprano? — parecía que realmente le importaba mi respuesta, ya que me pregunto dándole demasiada importancia a las palabras.
—No lo sé, supongo que sí, se irán a las cinco y quisiera quedarme hasta esa hora, y como vive algo lejos de aquí, es posible que tarde en llegar— Grace no me dejaba de observar, estaba muy pensativa como si quisiera decirme algo, pero no se animaba a hacerlo.
—Ok— respondió para después sentarse frente a mi y comenzar a desayunar.
…
Tomé mi abrigo y salí de la casa rumbo a la de Christian, debía tomar un autobús para llegar y si quería ayudarlo debía darme prisa.
*Ding* Hey Val buenos días :)
Alex nunca me escribía tan temprano, así que supuse que estaba de guardia o solo de muy buen humor ¿hoy todos había decidió madrugar y estar felices? ¿por qué?
—Hola Alex que milagro tenerte tan temprano, ¿te caíste de la cama? — me gustaba hacerlo enojar con mis comentarios, pero hey es mi mejor amigo, alguien debe hacerlo enojar además de los doctores con los que trabaja.
*Que graciosa, no esperaba que respondieras tan rápido, pero no, la verdad es que no he dormido y estoy tomando mi segunda taza de café del día, ya hice mis rondas médicas y tengo 5 minutos libres, ¿Qué haces despierta tan temprano un sábado?, es bien raro en ti*
—Si, lo se lo sé, lo que pasa es que mi amigo Chris ¿lo recuerdas? se va a mudar y me pidió que lo ayudara a empacar, es todo, voy rumbo a su casa para terminar temprano— *enviar* me puse de pie para bajarme del autobús, aún tenía que caminar un par de calles para llegar a casa de Christian, así que me puse mis audífonos para ir escuchando música.
Thunder, feel the thunder
Lightning and the thunder
Thunder, feel the thunder
Lightning and the thunder
Thunder, thunder, Thunder
Imagine Dragons siempre me motivaba y parecía que iba en su video musical cuando me di cuenta de que ya iba llegando a casa de Chris, mientras más me acercaba pude ver el camión de mudanza y las cajas con sus pertenencias, las personas entraban y salían de su casa con bolsas, cajas, muebles y demás cosas que se llevarían a su casa nueva.
—Valentina, bienvenida, pasa, Christian me dijo que vendrías, pero no me imagine que tan temprano, ¿Cómo has estado? — la mamá de Christian era alta y con el cabello largo y rizado, tenía los ojos cafés, iguales a los de Christian y vestía ropa cómoda para poder moverse libremente.
—Bien muchas gracias, que lástima que se tengan que mudar, la verdad los aprecio bastante y considero a Chris un muy buen amigo— le respondí con una sonrisa mientras el sol me pega de frente.
—Lo sé, a mi marido le ofrecieron la garantía de su empresa en la sucursal en Houston y todos debemos apoyarlo, pero no te preocupes vendremos en vacaciones a visitar a nuestra familia, y obvio a ti, pero bueno no te molesto más, debemos acabar rápido, sube, Christian está arriba— tomó una caja y la llevó al camión
—Gracias, con permiso— subí por las escaleras hacia el cuarto de Christian, lo veo envolviendo en el plástico de burbujas varias de las obras que el hacía en las clases de la Universidad
—Hola, ¿hay alguien? — toque la puerta para que se diera cuenta de que ya estaba ahí
—si claro, pásale apenas estoy empezando, ayúdame a guardar estos cuadros y los libros que están en el mueble de color blanco— Christian me empieza a dar órdenes y le hago una seña militar y empiezo a hacerlas animadamente.
Me puse a bajar los cuadros de las paredes y me pude dar cuanta del verdadero talento que tenía Christian —deberías venderlos— le dije mirando uno de un paisaje nevado.
—Lo sé pero ya no me daría tiempo, tal vez lo intente en Houston, mamá me dijo que en el vecindario en el que viviremos existen mercados de antigüedades donde podría vender parte de mis cosas ya que nuestra casa nueva no es tan grande como ésta, pero ya veremos— dice un poco desanimado, asiento y seguimos trabajando.
Puse música para seguir guardando las cosas en cajas y plástico, Christian y yo tenemos gustos similares en música, así que al ritmo de nuestra banda favorita Queen con el volumen al máximo nos pusimos a trabajar.
Another one bites the dust
Another one bites the dust
And another one gone and another one gone
Another one bites the dust
Hey I'm gonna get you too
Another one bites the dust…
—CHICOOOOOOOS A COMER!!!! — gritó la mamá de Christian desde la cocina, cuando bajamos parecía algo molesta.
—Les he hablado varias veces, ¿Por qué no bajaban? decía acercando platos de cartón y abriendo la pizza ya que la estufa y parte de las cosas de la cocina ya estaban en el camión de la mudanza.
—Lo siento ma, teníamos la música muy fuerte y ya sabes que Queen no se debe escuchar en volumen bajo—La mamá de Chris solo asintió con la cabeza y empezamos a comer.
Cuando el cuarto de Christian estaba casi vacío, me habló mientras sacaba unos libros de un estante. —Valentina, ¿puedes venir? quisiera darte algo— Me acerque con curiosidad y me entrego una bolsa de tela roja de terciopelo
—¿Qué es esto? — pregunte cargando la pesada bolsa.
—Son mis ediciones de Luna escarlata y Luna escarlata 2, quiero que las tengas tu y el día de la firma con Vladimir las lleves para que las firme— Mi cara de sorpresa era más que evidente, esas ediciones eran las primeras que habían salido y él las guardaba como un tesoro.
—¿Estás seguro de lo que me estás diciendo? estos libros fueron un regalo de tu mamá y no sé si es correcto que yo los tenga— le dije algo sorprendida y confundida, asiente y me da una enorme sonrisa
—Claro que estoy seguro, tómalos como que me estas cuidado mientras regreso— me decía mientras ponía una sonrisa en su rostro, asiento y los guardo en mi mochila.
A las cinco de la tarde ya habíamos vaciado su recámara y su padre llegaba del trabajo para cerrar la casa e irse, dio las indicaciones a los choferes de la mudanza y se subió al coche junto con su madre.
—Bueno Val, es hora de irme, muchas gracias por todo y nos vemos en las vacaciones, pórtate bien— me dio un abrazo y se subió al auto.
Su padre encendió el auto y arrancó, lentamente fueron avanzando hasta perderse en el camino, y así se iba mi mejor amigo de la Universidad pero me dejaba un gran tesoro que cuidaría con mi vida.