Capítulo 02 | Dolor del pasado, Stefan |

1016 Words
Dentro de mi casa, rectifico que han colocado de nuevo los servicios. Dejo salir un suspiro por eso. Gato sale de la nada, saltando a la mesa y poso mi mano en el pecho ante el susto. ─Creo que ya te acostumbraste a este lugar ─expreso, acariciando su torso para servirle más comida─. Eres el gato más lindo ─agrego, dejando la tarjeta en la mesa junto a él. “Es una locura ese trabajo, ¿y si venden mis órganos?” pienso, caminando a tomar una ducha. Debajo del agua, llegan más pensamientos: “¿Y si es un jeque que quiere mi virginidad?” me cuestiono, sintiendo el agua caer en mi cabeza. Salgo de la ducha, envuelta en las toallas, mirando afuera cómo Gato, juega con la tarjeta. Corro hacia él, sosteniéndola en mi mano. Él no deja de estirar sus patitas hacia ella. Arrugo mi cejo, dándole vuelta para encontrarme con la dirección. ─¿Una emboscada, eh? Creo que es mejor que avisar mi llegada ─inquiero hacia el gato que maúlla en respuesta. Sonrío, asintiendo para él─. Eres muy inteligente, Gato ─expreso, negando con mi cabeza. Me termino de vestir, dejando que el cabello se me seque con naturalidad. Despliego la pantalla de la laptop, para encontrarme con la respuesta de mi amigo en línea. Le doy clic y mi corazón se acojona. Caballero oscuro: “Me alegro por ti… ojalá pudiera salir. He vuelto a recaer cuando falló mi planta eléctrica, todo se quedó a oscuras y quedé en estado de shock por dos días. Solo retrocedo en este maldito trauma. Quisiera conocerte en persona, has estado en muchos de mis ataques de pánico. Un saludo, tu amigo.” Mi cejo se arruga, suspirando con pesar. No pienso conocer a un extraño que he conocido en Internet, que ni sé su verdadero nombre o rostro. Le dejo un mensaje, citando a mi poetisa favorita. Bella: “Sobreviví la noche de un modo secreto y entro en el día. Le basta al que está a salvo saber que fue salvado aunque no sepa el cómo. Tomo, pues, mi lugar entre los vivos, como quien deja que lo lleven, candidata al azar de la mañana pero citada con los muertos.” ─Emily Dickinson ─pronuncio, al darle “enviar”. Rememoro en mis pensamientos las veces que le he enviado poemas citados de Dickinson a un extraño como: “el caballero oscuro” solo porque tiene un leve y pequeño conocimiento sobre lo que me ocurrió hace un año, cuando mi ex pareja me dejó encerrada en un armario, obteniendo una nueva fobia para mi lista… me refugié en los poemas, tratando de olvidar todo el daño que ocasionó en mí. De repente, el sonido de respuesta me lleva a mirar la pantalla nuevamente. Caballero oscuro: “Eres muy extraña, al citarme poemas sin sentido…gracias, Bella” Esbozo una sonrisa, bajando la pantalla. Inesperadamente, el sonido del golpeteo de mi puerta me lleva en correr a abrir, pero un mal presentimiento golpea mi pecho. Arrugo mi cejo, sin pensar en alguien en específico que esté golpeando mi puerta. Abro la puerta, encontrándome de nuevo con los ojos verdes de Stefan; mi ex abusivo. Mis ojos se colocan cómo platos ante la impresión de verle de nuevo, intento cerrar la puerta, pero la fuerza de él, puede más, empujándome al suelo. ─Hola, Isabella, ¿me extrañaste? ─Cuestiona, con una sonrisa maquiavélica. Me arrastro en el suelo, levantándome para tomar un cuchillo de la cocina. Le apunto con él en las manos temblorosas y el nudo en mi garganta lastimándome. Él chasquea su lengua, cerrando la puerta detrás de él. ─¡No des otro maldito paso! ─Advierto, mis ojos se escuecen ante el miedo de lo que pueda ocurrir. Stefan levanta las manos, fingiendo inocencia. ─Tranquila, baja el cuchillo, no te haré nada… vine a tomar lo que no me entregaste durante nuestro noviazgo. Me pertenece ─gruñe, encarándome con su mirada. ─¡Nada de aquí te pertenece! ¡Vete a la mierda! ─Farfullo, sintiendo mi corazón golpear mi pecho con fuerza. Él ladea una sonrisa, dejándome ver su chaqueta de cuero y la cicatriz que deje en su ceja, cuando pude escapar de sus garras la última vez. ─Me debes dinero y tu maldita virginidad ─gruñe, mi piel se eriza ante sus palabras. ─Ese dinero me correspondía, imbécil ─espeto, arrugando mi cejo ante lo que insinúa─. Y la “virginidad” es algo relativo, además de que no te pertenece… ¿quién se querría acostar con una basura como tú? ─Agrego, sintiendo que me estoy pasando con mis palabras. Stefan da un paso adelante, y mis pies hacen lo mismo. ─Te haré probar lo que es tener un buen hombre dentro de ti ─espeta, abro los ojos y mi corazón se desboca cuando se lanza encima de mí. Corro en su contra, pero me toma de las piernas, tumbándome al suelo nuevamente. Hago un mohín de dolor, ante la caída brusca. ─¡Suéltame! ─Grito, rasgándome la garganta. Él me presiona con fuerza las muñecas, llevándome a gritar de dolor cuando suelto finalmente el cuchillo. Sus labios besan mi mejilla, y mi cuerpo está en estado de conmoción, quiero seguir luchando pero las lágrimas brotan llenas de miedo al tenerlo encima de mí. Aprieta mi pecho, y suelto un grito de dolor como si me hubiera clavado una estaca en el corazón. Él de repente, toma el cuchillo, cortándome la clavícula, marcando una pequeña: “S“, mientras me aprisiona con su peso en el suelo. El aire comienza a faltarme. Inesperadamente, una sombra negra salta hacia su cara, aferrándose. Él comienza a gritar de dolor. Aprovecho de levantarme, observando que esa sombra negra es “Gato” defendiéndome. Stefan logra zafarse del gato, y noto en su rostro cómo le ha dejado el semblante enojado marcada de rasguños y suelta un gruñido de rabia ante mí. Corro hacia la puerta, saliendo del departamento para golpear con mis puños con desespero, la puerta de mi vecina. Ella abre inmediatamente, mirándome con miedo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD