Amor, celos y deseo pt 1

2049 Words
Los ojos ambarinos del pelinegro Stephen observaron fijamente a la joven, Emily Era hermosa, en verdad, era demasiado hermosa, pero…pero sentía que las cosas se estaban yendo en una dirección que no debió ser, Aura lo calmaba, lo hacía sentir bien, la pensaba, deseaba verla, besarla… tocarla…siempre debió ser así, ella era su prometida…o al menos, lo había sido hasta solo hacia unas horas atrás cuando Enzo Prince llamo furioso a su padre desde el extranjero asegurando que no habría boda alguna debido a su relación con Emily, el hombre, por supuesto, estaba más que solo molesto por su grave ofensa en contra de su única hija…el, había quebrado su compromiso en aquella infidelidad, además, Aura lo había rechazado…perdió mucho tiempo en su indecisión y ahora el cuerpo de Emily no calmaba la ansiedad por aquella otra chica a la que parecía comenzar a perder.   —¿Qué estás diciendo? — la delgada voz de la chica rayó entre la incredulidad y el desprecio.   Él contuvo el aliento un segundo y desvió su vista al arreglo floral que estaba en la mesa del pasillo y que días antes, él mismo le había regalado — Eso… que quiero que terminemos – dijo Stephen, tenia que arreglarlo todo, con algo de suerte, los señores Prince disculparían su desliz y entonces…podría casarse con Aura…   La chica se levantó del sofá rojizo de su pequeña sala, en ese departamento de medio lujo   — Debes estar bromeando – dijo Emily incrédula.   — Lo lamento, siento que… que algo no funciona — el moreno aceptó y la imitó al ponerse de pie con las manos en los bolsillos.   —¿Y me lo dices así? ¿ahora? — la chica lo encaró al acercarse a él y contenerse de abofetearlo.   En ese mismo lugar habían compartido noches y días de pasión desde hace casi un año, él no podía desecharla, así como así, no se lo permitiría.   Stephen tragó pesadamente…estaba siendo el patán que no quería ser.   — Yo…   —Creo que estoy embarazada — soltó la chica al interrumpirlo, Stephen se quedó paralizado al escuchar aquello.   —¿Qué? — preguntó desconcertado el joven…ellos casi siempre se cuidaban.   La chica sonrió con un rastro de soberbia.   — No sé de qué te sorprendes… lo hemos hecho muchas veces, algunas, ni siquiera nos tomamos la molestia de ser precavidos – dijo Emily con una sonrisa torcida.   —Si, pero…   —¿Qué? No pensarás abandonarme con este problema — interrumpió ella y notó lo tenso y pálido que iba poniéndose Stephen, si el pelinegro creía que se lo dejaría fácil, estaba muy equivocado.   Stephen negó por un segundo… no, por supuesto que no pensaba abandonarla si ella esperaba un hijo suyo…de pronto, se vio más lejos de Aura que nunca…eso, de ser verdad, definitivamente iba a terminar por separarlos.   —¿Crees? ¿Ósea que no estas segura? — cuestionó Stephen recordando sus palabras y fijó sus ambarinas orbes en ella.   La joven asintió sin rastro de duda.   —¿Cómo así? – quiso saber el.   —Soy una mujer muy exacta y tengo un retraso, eso cariño, te lo puedo asegurar — Emily habló claramente al verlo a los ojos y abrazarse a sí misma.   —Haremos una prueba — informó el joven y tragó ligeramente — no podemos estar con esa duda…de en verdad estarlo, necesitaras cuidados – dijo el moreno sintiendo sus piernas temblar ante aquella posibilidad.   — Por supuesto que la haremos, supongo que tus padres estarán muy contentos cuando lo sepan, aunque bueno, sea solo una sospecha — dijo la joven y sonrió de medio lado al girarse y dirigirse a la pequeña cocina por un vaso de agua.   El pelinegro la siguió — No se los diremos, no hasta estar seguros — advirtió.   —Pero eso podría tardar un tiempo, ¿Por qué esperar a compartir una hermosa noticia? — dijo la chica y sonrió al tomar el agua, provocando deliberadamente una pausa en la conversación, algo realmente tenso para el joven, y justo cuando éste iba a preguntar el por qué, ella añadió — mi ginecólogo no está en la ciudad y solo con él me atiendo, además, no pienso confirmar mi embarazo con una baratija desechable de esas que venden en cualquier farmacia – demando Emily.   —No tiene que ser una baratija — replicó el joven— yo necesito estar seguro — le dijo al ponerse frente a ella y verla a los ojos.   La chica sujetó su vientre plano bajo ese vestido rojo y entallado que portaba — no — dejó claro — voy a vivir mi embarazo como siempre lo he soñado — advirtió — y la llegada de mi hijo la anunciará alguien de toda mi confianza y después de eso, todo el mundo lo sabrá, como es debido — finalizó y sus ojos casi negros enfrentaron a los ambarinos con un poco más de determinación.   —No vas a mantenerme así por no sé cuánto tiempo — dijo el chico y la vio salir de la cocina —Emily, no me puedes dejar así – dijo Stephen demasiado molesto.   —No pensaba decírtelo todavía, no sé cuál sea la diferencia de ahora o quince días, que es lo que tarda él — dijo la chica al dirigirse a la puerta — Ahora vete, la verdad me has decepcionado, Stephen — pidió la molesta chica.   —Emily…— la mirada ámbar también lucía enfadada… ella estaba jugando con él y lo sabía…creía que tal vez era un tipo de jugarreta. Resopló enfadado —Como quieras — terminó por decir al salir.   La chica dio un portazo y él apretó los puños.   Quince días no era tanto…su mayor preocupación residía en su familia; los Miller eran personas sumamente correctas y moralistas…si había tan siquiera una sospecha de embarazo en Emily…estaba condenado, su padre lo forzaría a casarse con ella, hubiese un hijo o no.   —Ah, ¡maldita sea! — mencionó Emily al cerrar de golpe la puerta.   El imbécil de Stephen la estaba botando, no podía permitirlo…caminó directo a su habitación y buscó su móvil, tecleó un número ya bien conocido por ella.   No contestaron, el móvil fue apagado segundos después.   —Creo que es hora de retomar el camino…— dijo la chica y sonrió altivamente —veamos qué dices Cedrick…   Ella estaba dispuesta a recuperarlo, él la había amado y no podía haberla olvidado… si de alguien se iba a embarazar iba a ser de él…eso la ligaría para siempre con ese prepotente y orgulloso tipo que la enloquecía en la cama…Cedrick y ella eran iguales, debían estar juntos; Aura no tenía posibilidad ante ella, nunca la tuvo… ¿qué pensaría si supiera que ella y Cedrick habían sido amantes durante un buen tiempo? ¿y si se enteraba que él la había usado para vengarse?... sonrió soberbia… de lo último no estaba del todo segura, pero no era descabellado pensarlo.   Debía buscar una oportunidad de meterse en la cama con Cedrick y hacerlo recordar por qué razón nunca la había dejado.   —Va a ser muy entretenido — dijo la chica y sonrió al llevar su móvil a sus labios… pensó en que tal vez correría con suerte si lograba embarazarse, y aunque tampoco le entusiasmaba la idea de un mocoso llorando en su vida, el hecho de estar unida a él, la convencía.   Aura estaba disfrutando sus últimos días con ese candente y apuesto rubio…Emily se juró aquello a si misma, no le permitiría tomar lo que era genuinamente suyo, Cedrick le pertenecía a ella y a nadie más.   En el departamento de Cedrick, Aura y el seguían disfrutándose el uno al otro.   —¿Qué haces? — preguntó la cobriza cuando el joven rubio comenzó a desabotonar su short.   —Ya he esperado demasiado— mencionó el joven al pegarla a su pecho.   La sangre de la joven comenzó a calentarse al sentir en m*****o hinchado del rubio en su espalda baja y los dedos del mismo colarse hasta su intimidad, apretó las piernas intentando detenerlo.   —Cedrick no he terminado — dijo Aura intentando concentrarse en su libro y su mano sujetó la del rubio ojiazul.   —No importa, no ahora — aseguró el joven y la atrajo hacia él, gimió roncamente al sentir su m*****o apretarse y a Aura comenzar a respirar con dificultad…ella ya estaba respondiéndole.   —Ah… Cedrick, vamos…sabes que tengo que estudiar — suplicó la chica e intentó enderezar su cuerpo.   —¿Quieres dejar de resistirte? — dijo el chico al tomarla de la barbilla y obligarla a verlo —no quiero esperar más — dijo al besar sus labios con pasión.   Aura sintió sus labios probar los suyos, dejarlos y volverlos a probar…sus ojos se cerraron y se dio cuenta hasta dónde habían llegado…ya no era la chica a la que chantajeaba para que se entregara a él; ahora ella lo hacía por gusto…por placer y…demonios.   —Lo sé — mencionó el rubio sobre sus labios al rotar su cuerpo y verlo a la cara.   Cedrick, descansaba su espalda en el sofá y ella se apoyaba en su pecho, seguía entre las piernas del rubio… los ojos de Aura temblaron al ver la sonrisa apenas torcida del joven mientras le quitaba un delgado mechón de cabello que caía en su rostro; tragó suavemente.   Alzó su mano a acariciar el perfecto rostro del joven y el semblante del mismo cambió, la sonrisa desapareció, pero sus ojos zafiro cobraron profundidad, ella lo notó y al sentir las manos del chico enredarse en su cintura, Aura lo besó.   Lo besó despacio y su mano se enredó en su cabello dorado y sus senos, de manera irremediable se aplastaron en el firme pecho del rubio que la enloquecía…Cedrick sonrió y correspondió al primer beso que la chica le daba; pronto, la tuvo presa entre sus brazos y sus manos se ocuparon de tocar la piel bajo su ropa.   Ella apretó los ojos y abrió los labios para permitirle entrada a la húmeda lengua del rubio al mismo tiempo que jadeaba al sentir una de las manos del joven en su trasero, apretando uno de sus glúteos y obligándola a presionarse contra su hinchado m*****o.   Cuando Cedrick acarició su rostro atrayéndola más a él y haciendo pasional el beso, Aura vibró… un cosquilleo en su entrepierna y el calor del mismo lugar, le hablaron de su pasión, esa pasión que cada que estaba con él parecía estar a flor de piel.   Tragó débilmente cuando deshicieron el beso, sus ojos nerviosos observaron la profundidad de esos zafiros del joven… sus ojos se cerraron suavemente cuando la mano que acariciaba su mejilla bajó por su cuello y su seno hasta su cintura.   —Eres perfecta — aseguró el joven al verla, dio un fugaz beso en sus labios para después descender por su cuello hasta sus hombros.   Toda la piel de Aura se erizó, el tibio aliento del rubio chocando contra su piel y sus manos acariciando toda su espalda, esta vez, fue Aura la que movió su cadera presionándose contra él, arrancándole un gemido.   —Cedrick — lo nombró al perder el aliento cuando el ojiazul de cabello rubio desabrochó su sostén y comenzaba a alzar su blusa.   Aura apenas tuvo tiempo de besarlo una vez más antes de levantar sus brazos y permitirle desnudarla.   Los ojos azules del rubio viajaron de su rostro tenuemente ruborizado, al par de senos que descansaban sobre su blanca playera…la vio bajar la mirada; en un inicio creyó que avergonzada, pero después la sintió deslizando sus manos y tocando la piel de sus abdominales.   Él sonrió de medio lado.   —Hay otra parte de mi cuerpo más necesitada de tus manos — le dijo y le guiñó un ojo al verla alzar su vista a él.   —¿Pero qué…? — preguntó roja y se tensó.   Cedrick soltó una pequeña risa — Solo bromeó, Aura…— dijo y la abrazó, ella se avergonzó al entender que algo de eso le gustaba, mordió su labio nerviosa — Aunque si quieres, me encantará que lo hagas — añadió para tomar una de sus manos y llevarla bajo su pantalón.   —Ah…— ambos compartieron un gemido, ella sorprendida y él ansioso de más.  
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