“¿Por eso no lloré?” se cuestiono Aura mientras disfrutaba de Cedrick, aquel rubio que la había atrapado…y del cual, ella se estaba enamorando…irremediablemente. — Ced — lo nombró jadeante y una de sus manos acarició un costado del cuello del rubio, en una muestra del placer que estaba provocándole, pensar que era igual de egoísta que el par de jóvenes entre los que se dividía su corazón, la hizo sentir menos mal. —Agh, Aura— gimió — eres tan deliciosa — confesó al sentir la estrechez de su vientre recibirlo. Una de sus manos la apretó por la cadera mientras la otra subió a apretar y acariciar los tibios y redondos senos de la joven. Ella bajó su vista a él y el par de contrastantes ojos se observaron con el deseo brillando en sus cristalinas orbes … él no lo soportó