————17 AÑOS ATRÁS————
La brisa de la noche fría estremeció mi cuerpo erizando por completo cada parte de el.
Las lágrimas recorren mis mejillas mientras me mezo suavemente en el columpio del solitario parque que está justo enfrente de la carretera en la que Elian me salvó la vida y es en momentos como estos, cuando el silencio inunda tus oídos y sientes que la brisa te susurra lo sola que estás en el mundo.
Siento que cualquiera puede hacerme daño y como el cristal hacerme pedazos.
Tengo mi mirada fija en el suelo y de repente veo a alguien de pie frente a mi. Levanto mi cabeza y veo a Elian.
Pero aunque mi corazón salte de emoción aún recuerdo las palabras de su madre y el hecho de que me voy a casar en tres semanas. Seco mis lágrimas y aclaro mi garganta suavemente.
—¿Qué haces aquí? Tu madre dijo claramente que no te quería cerca de mí —expreso apartando mi mirada de la suya.
—Mi hermano dijo que tú te le insinuaste y que acariciaste su pierna debajo de la mesa mientras cenábamos, ¿Eso es cierto? —pregunta con un tono de dolor mientras su mirada me analiza.
Lo miró sin poder creer lo que está diciendo y aunque sus palabras me lastiman, más me duele ver una frialdad con la que jamás me había mirado.
—¿Cómo puedes pensar eso de mi? —pregunto con indignación mientras me levanto del columpio— Yo jamás seduje a tu hermano, ni siquiera lo conozco y así lo conociera, jamás, escúchame bien, jamás sería capaz de seducir a un hombre solo porqué si y mucho menos siendo ese hombre hermano de ¡mi novio! —exclamo con convicción.
—Él me aseguro que fué así, así que dime la verdad —pide con enojo.
—¡Te estoy diciendo la verdad! —exclamo con fuerza mientras las lágrimas recorren mis mejillas— Pero ya no tiene sentido, piensa lo que quieras —digo con tristeza y camino hacia delante para irme, pero Elian me toma del brazo atrayéndome hacia él.
Siento que mis fuerzas se debilitan al tenerlo cerca y por más que mi cuerpo quiera rechazarlo, mi corazón no puede hacerlo.
—Te amo Amber y por más que mi cabeza me grité que debo creer en mi familia, mi corazón creé en tí mi amor —confiesa mirándome con esa ternura y amor que si reconozco.
—Por favor déjame ir —expreso tratando de controlar mis ganas de besar los labios de Elian.
—Mi madre te dijo todas esas cosas porque odia a tu madre y la odia porque ella fue amante de mi padre, yo ni siquiera lo sabía, mi madre dijo que tú madre solo estaba detrás del dinero de mi padre y que ella tuvo que sobornarla para alejarla de papá; tu madre acepto el dinero que le ofreció mi mamá y así fue como logro que tú madre se alejara y ella después perdonó a mi padre para salvar a nuestra familia —explica con tristeza y al escucharlo no puedo evitar sentirme sorprendida pero a la vez avergonzada, porque sé perfectamente que mi madre si sería capaz de eso y de mucho más.
En momentos así es cuando te preguntas ¿¡Por qué!? ¿Por qué la vida se ensaña en destruirte de esta forma? ¿Por qué entre tantos hombres, precisamente yo me tenía que enamorar del hijo de uno de los amantes de mi madre? ¿¡Por qué!?
—Mi madre no quiere que me acerque a tí, odia a tu madre y aunque es injusto también te odia a ti, piensa que eres igual o peor que tú madre —dice con dolor en su voz.
—La entiendo perfectamente, porque ¿quien aceptaría como nuera a la hija de la ex amante de su marido? —pregunto llena de tristeza y vergüenza.
—Pero tú no tienes culpa de nada, tú no puedes pagar por los errores de tu madre, solo debemos darle tiempo a mi familia para que lo entienda —expresa con desesperación.
Muevo mi cabeza de un lado al otro y me volteo dándole la espalda porque sé que si lo miro a los ojos no voy a poder hablar.
—Ya no tiene sentido, ya no podemos seguir luchando por esto —digo con lágrimas en mis ojos.
Elian me abraza desde mi espalda y siento que caeré rendida en sus brazos.
—Por favor no me digas eso mi amor, ¿Acaso ya no me amas? ¿Ya no lucharás por nosotros? —pregunta mientras su voz se quiebra poniendo en evidencia su llanto.
—M-me voy a casar en tres semanas —digo envuelta en un mar de llanto.
Los brazos de Elian alrededor de mi cuerpo se aflojan pero en menos de dos segundos nuevamente me abraza con firmeza.
—No lo voy a permitir, así me toque rogarle a tus padres —dice con convicción y me voltea hacia él para mirar directamente a los ojos.
—Aunque le ruegues nada va a cambiar —expreso tratando de controlar mi llanto y levanto mi mano izquierda poniéndola frente a los ojos de Elian mostrándole mi anillo de compromiso— En una semana será la fiesta de compromiso.
Bajo mi cabeza y de repente siento que Elian toma mi mano, levanto mi mirada y lo veo quitar el anillo y tirarlo al suelo.
—Ese anillo no significa nada —expresa con seguridad y besa mis labios con esa mezcla de delicadeza, firmeza, ternura y mucho amor.
No puedo negarme a seguir su beso y terminamos sumergiéndonos en un beso que saca a flote nuestros sentimientos y el deseo ferviente de entregarnos él uno al otro.
Nos separamos para tomar aire y tomo una decisión que e estado pensado desde hace mucho.
Tomo su mano, —Ven conmigo por favor —le pido y empezamos a caminar hasta parte de atrás del parque, en dónde solo hay pasto, árboles y arbusto que nos protegen de la vista de cualquier persona que se acerque.
Beso los labios de Elian y en sus ojos veo el mismo deseo que tengo yo de estar con él, un deseo quema mi piel cuando él la toca. Elian coloca sus manos en ambos lados de mi cintura y siento mi piel erizarse de inmediato.
Intento quitar el buzo de Elian pero él me detiene.
—¿Estás segura de esto? —pregunta con preocupación.
—Si, lo e estado pensando hace mucho y estoy muy segura de que quiero entregarme a tí, nadie más que tú podría ser el primer hombre en mi vida —expreso con seguridad.
—¿Nunca has estado con un hombre? —me pregunta un poco sorprendido.
—No, ¿Eso te molesta? —pregunto confundida mientras siento que mis mejillas se calientan.
—¿Cómo podría molestar? Y aunque no me importaría que hayas estado con otro, no puedo evitar sentirme ilusionado al ser el único hombre que te a de tocar y besar cada espacio de tu cuerpo —confiesa suavemente casí susurrando. Unimos nuestros labios en un beso ansioso y necesitado, dejando de un lado las palabras y dejando que sean nuestros labios y cuerpos los que digan todo lo que sentimos.
Hacemos el amor como si fuera el último día de nuestra existencia, disfrutando de cada instante, de cada segundo que le robamos a la vida que nos dice que no podemos estar estar juntos. Siento que cada una de sus caricias me dan vida, mi cuerpo es su devoción y el suyo la mía, como quisiera detener el tiempo y quedarme para siempre en sus brazos y que esas lágrimas que enjuagan nuestras mejillas sean solo de felicidad y no de una mezcla de esta con tristeza. Jamás imaginé que hacer el amor fuera tan dulce y tan poético, pero si de algo estoy segura es que quién lo hace tan mágico es la persona a quien te entregas y yo hoy me entrego a él, al amor de mi vida y aunque nunca más lo vuelva a ver sé que a nadie más podría entregarme de esta manera, nadie más que él podría ser el primer hombre en mi vida.
Ahora estoy desnuda en sus brazos, la luna brilla siendo testigo de esta noche que nos entregamos a nuestro, pero ya el tiempo terminó y debo irme aunque me cueste aceptarlo.
—Debo irme —digo levantado de sus pecho para después tomar mis bragas y al ponermelas tomo mi vestido, pero antes que pueda ponermelo, Elian me detiene.
—Por favor no te vayas —expresa con desesperación y besa mis labios con necesidad. Las lágrimas nuevamente empiezan a recorrer mis mejillas y por unos segundos sigo sus besos, pero reúno todas mis fuerzas y logro detenerme.
—Esta fue la mejor forma de que encontré para despedirme de ti, por favor déjame ir —digo con mi voz ahogada debido a mi llanto.
—No puedo, por más que lo intento simplemente no puedo y me niego a dejarte ir —expresa con firmeza y su mirada se llena de determinación— Escápate conmigo, vámonos lejos de aquí, trabajaré para que estemos bien y salgamos adelante juntos, por favor ven conmigo.
Miro a Elian completamente estupefacta, me pongo de pie y muevo mi cabeza de un lado al otro.
—No yo no puedo hacer eso, no puedo —digo con desespero, me pongo mi venido rápidamente e intento irme pero Elian me toma de brazo deteniendome.
—¿Me amas Amber? —pregunta con firmeza.
—Claro que te amo, te amo más que a mi misma pero no puedo hacerle esto a mi familia —explico con mis ojos llenos de lágrimas.
—¿Cuál familia? ¿La que quiere obligarte a casarte con alguien que no conoces? —pregunta reprochándome.
Miro hacia otro lado sin saber cómo responder.
—No nos dejaron más opción mi amor y yo no puedo renunciar a este amor solo por mi familia o por la tuya, por favor huyamos lejos de aquí —expresa con firmeza.
Mi mente se llena de dudas pero escucho claramente la voz de mi corazón y por primera vez en mi vida quiero luchar por lo que quiero, quiero luchar por ser feliz, tengo derecho hacerlo y sé que solo con Elian puedo serlo.
—Si, acepto irme contigo lejos de aquí —expreso con firmeza mientras una sonrisa se dibuja en mis labios.
Elian sonríe y me abraza fuerte.
—Gracias mi amor, vas a ver qué todo saldrá bien —dice con convicción y me da un corto beso en los labios.
—¿Cuándo nos vamos? —pregunto ansiosa.
—¿Mañana? —pregunta esperando mi respuesta.
—No, mañana es muy pronto y quisiera despedirme de mi Nana Susan antes de irme, ¿Qué te parece en una semana? El mismo día de mi compromiso, aprovecharemos que en mi casa todos están ocupados y distraídos para así poder irnos sin que nadie se de cuenta —digo pensativa.
—Perfecto, así poder reunir todos mis ahorros y vender algunas cosas para tener algo de dinero para el viaje y para comida.
—Yo también tengo muchos ahorros y nos servirá para alquilar una habitación y buscar trabajo, porque quiero trabajar para ayudarte —aclaro emocionada.
Sonríe y asiente, —Me encanta la idea —expresa y terminamos de planear los últimos detalles. Elian se cambia y volvemos hasta donde estábamos.
Frunzo el ceño al ver el columpio moviéndose lentamente y apretó la mano de Elian un poco asustada.
—No te preocupes mi amor, seguramente es el viento —expresa con tranquilidad y caminamos hasta donde está el anillo de compromiso que me dieron mis padre, el cual Elian tiro al suelo.
Lo recojo y con desprecio lo pongo nuevamente en el dedo anular de mi mano izquierda, pero Elian toma mi mano, lo quita y lo reemplaza por un anillo liso plateado con finas líneas en diagonal y aunque se nota que es un anillo creado para ser usado por un hombre, sé con qué intención Elian me lo da, ya que es el anillo que él siempre lleva puesto debido a que se lo dió su abuelo antes de morir.
—Serás mi esposa en cuanto reunamos el dinero para casarnos y este anillo es prueba de que estás comprometida conmigo y no con ese tipo —dice con un sonrisa y coloca el anillo que me dieron mis padre en el dedo índice de mi mano derecha— Y este anillo no significa nada, ¿Okey?
Asiento con una sonrisa y le doy un pequeño beso en su labios.
—Bueno ya conoces el plan, toda esta semana le seguirás la corriente a tus padres con lo de la boda, para que ellos no sospechen nada y luego el día de la fiesta de compromiso nos encontraremos aquí y nos iremos a Los Angeles, ten listo tu pasaporte y algo de ropa, ¿okey?
Asiento, —Así lo haré —contesto con firmeza.
Besa mi frente y me abraza, —Nadie va a impedir que seamos felices —expresa con firmeza.
———UNA SEMANA DESPUÉS———
El día llegó y ya todo estaba listos, desde hace dos días no veo a Elian porque decidimos que para hacer creer a mis padres que habíamos terminado, no debíamos vernos. Elian vendió su celular y su computadora así que también hemos estado incomunicados, yo no e ido a la universidad en todo la semana y lo único que se hace extraño es que Irene y Vincent, mis mejores y únicos amigos, me han dicho que hace dos días que Elian no va a la universidad, pero estoy casi segura que es porque está arreglando todo para irnos.
Hice varias cartas, una para mis padres, una para Irene y otra para Vincent. En todas me despidos de ellos simplemente sin explicarles mayor cosa, solo asegurándoles que estaré bien.
Pero la despedida más difícil es la que estoy a punto de tener.
Me acerco a ella lentamente con una sonrisa amarga en mis labios y unas lágrimas que no pude contener. Solo verla me parte el corazón en mil pedazos, ya no es esa mujer llena de vida que corría detrás de mí para obligarme a comer mis verduras y que a pesar de que su espalda se contorsionara ella no deja de perseguirme con tal de alcanzarme. Ahora, aunque me cueste reconocerlo, mi querida nana se ve como una flor a punto de marchitarse.
—Mi pequeñita, ¿Qué haces aquí?, te pedí que no vinieras, no quiero que me veas así —expresa con su voz débil casi a punto de quebrarse.
Le sonrió amargamente mientras cambio las flores marchitas del florero, por las flores frescas que le traje.
—Mi nana tenía muchas ganas de verte —digo secando mis lágrimas y después de tirar a la basura las flores marchitas me acerco a ella y tomo su mano— ¿Cómo estás? —pregunto conociendo la respuesta.
—Muy bien mi pequeñita, pronto saldré de aquí e iré a cuidarte como siempre —expresa con una débil sonrisa en sus labios.
Mis ojos se llenan de lágrimas sabiendo que no es cierto, ya que que antes de entrar le pregunté al doctor por su estado y él no me dió ninguna esperanza.
—No llores mi pequeña, acaso pones en duda las palabra de tu nana —dice tirando de mantener su sonrisa.
Muevo mi cabeza de un lado al otro, —Te quiero tanto mi nana —expreso ahogada en mis lágrimas.
Tal vez no debí suplicarle que se hiciera este tratamiento, ahora por mi culpa está sufriendo más, fuí egoísta y me cegó el miedo a perderla, quería prolongar su vida pero termine haciéndola sufrir más.
—Y yo te amo con todo mi corazón mi niña.
—Ay mi nana, tu le diste sentido a mi vida, siempre te llevaré en mi corazón nana, eres y siempre será mi verdadera mamá —expreso con dolor.
Nana frunce el ceño y trata de apretar mi mano pero no lo consigue.
—¿Por qué parece que te estás despidiendo mi niña? —pregunta confundida.
—No me hagas caso nana, mejor te doy algo de comer porque ya las enfermeras me dijeron que no quieres comer —digo forzando una sonrisa.
Tiempo después mi madre va buscarme al hospital y al llegar a casa veo muchos meseros ir de un lado al otro, claramente se están preparando para la fiesta de compromiso de esta noche.
Subo a mi habitación y allí me están esperando dos estilistas, las cuales me maquillan y me ayudan vestirme. Al llegar la noche ya estoy lista, llevo como media hora mirando en el espejo el vestido rosa pálido que llevo puesto, me siento lejos de todo esto, como si mi cuerpo estuviera aquí pero mi alma y mi corazón están en otra parte, esa otra parte se llama Elian y lo único que me da fuerza para seguir fingiendo es el hecho de que pronto estaré a su lado y nunca más nos volveremos a separar.
Pocos minutos después mi madre entra a mi habitación y me pide que baje. Respiro profundo y pongo la sonrisa más falsa que e hecho en toda mi vida.
Bajo y voy hasta el jardín, todos empiezan a aplaudirme en cuanto me ven, mi padres se acercan a mi y un grupo de fotógrafos empiezan a tomar tantas fotos que siento que mi vista se nubla debido al flash de las cámaras.
—Sonrie —me susurra mi madre entre dientes mientras aprieta mi brazo lastimandome.
Sonrió forzadamente y en pocos segundos los fotógrafos dejan de tomar fotos, mis padres hacen un brindis y luego me llevan por todo el jardín para que saludé a sus invitados. Después de varios minutos llegamos hasta un grupo, el cual se dispersa al vernos llegar y solo queda un hombre como de 26 o 28 años del cual me llama la atención sus llamativos ojos verdes, tengo la sensación de que los e visto en otra parte.
—Hija te presento a el señor Asthon Reys —informa mi padre con firmeza y Ashton sonríe extendiendo su mano hacía mi.
Tomo su mano seriedad mientras trato de adivinar de dónde lo conozco, él me sonríe y su sonrisa no es la típica sonrisa amable que expresas cuando recientemente estás conociendo a alguien, su sonrisa es tan cómoda como si me conociera de toda la vida.
—Hija el señor Reys es un importante hombre de negocios, dueño de la empresa exportadora de licores más portante del país —explica mi madre mientras yo suelto la mano de Ashton.
—Muchas gracias por tus elogios Jimena —dice con una voz profunda y un tono bastante varonil, pero además de su imponente voz, lo que más me sorprende es que tuteé a mi madre, ya que ella es tan, bueno tan ella, que jamás permiten que alguien la tuteé y lo más sorpresivo es que ella sigue sonriendole al tal Ashton, como si no le importará.
—Bueno nosotros iremos a saludar a otros invitados, hija por favor se cordial con el señor Reys —expresa mi madre con una sonrisa y ella y mi padre se van.
El hombre llamado Ashton me mira de una forma tan intensa que ni siquiera siento que puedo sostenerle la mirada, miro hacia otro lado y sin embargo sigo sintiendo su mirada sobre mí.
—¿La estoy incomodando señorita Amber o acaso hay un sapo cerca que la esté asustando? —expresa con un tono burlón y de inmediato lo miro.
—¿Cómo sabe usted que no me gusta los sapos? —pregunto frunciendo el ceño.
—Ya veo que no se acuerda de mi —dice con una sonrisa.
—¿Acaso nos conocemos? —pregunte.
—Es normal que no se acuerde de mi, porque ¿cuando se ha visto que un jefe se acuerde de sus empleados? —pregunta con un tono de sarcasmo en su voz.
—¿¡Qué!? —exclamo con fastidio.
—¿Le ofenden mis palabras? —pregunta con una sonrisa.
—Sabe que señor Reys —digo con sarcasmo— Váyase a perturbar a otro con sus jueguitos —expreso con enojo y cuando intento voltearme para irme Ashton me toma del brazo y siento que mi piel se eriza por completo. Volteo para mirarlo y al ver su rostro tan cerca del mío, involuntariamente mi cuerpo empieza a temblar.
—¿Acaso no se acuerda de ese niño insignificante, hijo de la que fue cocinera de esta casa, ese niño que usted humilló incontables veces? —dice con enojo y es en ese momento que recuerdo claramente quien es el hombre frente a mi.
—¿Niño mugroso? —digo sin darme cuenta y Ashton inmediatamente sonríe y me suelta.
Así solía decirle cuando yo tenía tan solo siete y él tenía 13 años, yo imitaba a mi madre para que así ella me quisiera, pero me sentía muy mal conmigo misma por ser así.
—Niño mugroso, esa era su apodo hacia mi, entre muchos otros pero ese era su favorito —expresa con una sonrisa arrogante o más bien sarcástica.
Me siento avergonzada de mi misma, pero también recuerdo como él me trataba a mi y empiezo a enojarme.
—Y tu me decías bruja, palo de escoba, fea, cabeza de calabaza y cobarde —digo con enojo y Ashton se ríe— Siempre me trataste mal, así que de que te quejas, aún recuerdo cuando metiste un sapo a mi recámara y por tu culpa le temo a los sapos —expreso con mucho mas enojo mientras veo a Ashton reírse mientras bebe de su copa champagne, ignorando por completo una discusión que él comenzó, solo quería irritarme y vaya que lo logro.
—Esa fue la venganza antes de irme de esta casa —dice con burla mirando la copa vacía que sostiene.
Lo miró con furia, —Definitivamente ni con los años se cura la idiotez —digo con desdén e intento irme pero nuevamente Ashton me toma del brazo y esta vez sé acerca más a mi.
Siento como mis mejillas se calientan y alejo mi rostros del suyo completamente nerviosa.
—Ya no somos unos niños, ¿Qué tal si tenemos una conversación como adultos? —dice mirando mis labios.
Suelto mi brazos de su agarre y retrocedo dos paso alejándome de él. Miro hacia la derecha y veo a mi madre mirándome fijamente con una mirada casi asesina.
Suspiro, —Okey, como quieras —digo con fastidio y espero que Asthon diga algo, pero lo único que hace es mirarme con una sonrisa arrogante que me molesta, respiro profundo tratando de reunir toda mi paciencia— Eh... ¿Y tú madre? ¿Cómo está? —pregunto tratando de cambiar el tema e inmediatamente él semblante de Ashton cambia y sus sonrisa se borra.
—Murió —contesta con seriedad y al escucharlo mi expresión cambia automáticamente, descruzo mis brazos y miro a Ashton de una forma más empática.
—Lo siento mucho —expreso con seriedad.
—No te preocupes, ya pasaron muchos años.
—¿Puedo saber de qué murió?
—Tumor cerebral, por esa razón nos fuimos de aquí —contesta con seriedad y no puedo evitar pensar en mi nana, ya que ella tiene la misma enfermedad.
—Debió ser muy duro para tí —expreso con empatía
—Si lo fue y más porque al mismo tiempo me enteré que tenía un padre millonario que siempre me rechazó, al cual mi madre antes de morir le suplico que me llevara con él —expresa con una sonrisa que aparenta ser indiferente, pero noto cierto rencor en ella.
—Pero entonces pudiste estar con tu padre, él acepto llevarte con él, ¿No?
—Si acepto, pero yo solo fui uno más de sus sirvientes, sin embargo no hay mal que por bien no venga, ya que eso me hizo un hombre fuerte y formó en mi carácter, al cumplir la mayoría de edad me fui de la casa de mi padre e hice mi propio camino, cree mi propio imperio en el mismo terreno que él, en la exportación de licores y años después compré su empresa —dice con arrogancia.
No puedo evitar sentirme sorprendida de todo lo que Ashton a logrado a su corta edad.
—Debes sentirte orgulloso —expresé.
—Es más que orgullo, es venganza —dice con un tono serio y una sonrisa algo siniestra.
Al escucharlo me siento incómoda ya que claramente no estoy de acuerdo con su forma de ver las cosas, sin embargo es su problema y no quiero meterme en eso.
Ashton me mira fijamente como si estuviera analizandome, desvió mi mirada y de reojo veo su reloj, inmediatamente vuelvo a realidad y recuerdo que debo irme.
—Disculpa la interrupción pero debo irme —expreso rápidamente y antes de que Ashton diga algo me voy.
Entro a la casa, subo a mi habitación, me pongo un calzado más cómodo, saco el bolso de debajo de la cama y espero varios minutos antes de salir.
Logro escabullirme hasta que llegó a la puerta principal, debo salir por allí ya que los invitados están en el jardín de la parte de atrás y está sería la zona más despejada. Me escabullo por los arbusto y de repente escucho las pisadas de alguien, tiro mi bolso detrás de los arbusto y volteo en dirección a las pisadas.
Veo a Ashton a tan solo unos pasos de mi mirándome fijamente.
—Hola otra vez —digo forzando con una sonrisa.
—¿A dónde vas? —pregunta con seriedad.
—Solo quiero tomar aire, me sentía un poco mareada —expreso con nerviosismo.
Ashton me mira entrecerrado sus ojos, analizando cada uno de mis movimientos.
—Por favor me podrías dejar sola, de verdad no me siento bien —confieso mientras en mi mente ruego que él se vaya, pero en vez de eso se acerca a mi lentamente.
—Si te sientes mal no debería irme, puedo ayudarte en lo que sea que necesites —expresa mirándome intensamente.
—No es necesario —digo mucho más nerviosa que antes— S-será mejor que entre a la casa —titubeo e intento devolverme para la casa pero Ashton me toma de brazo y me atrae hacía él, esta vez no deja espacio entre nosotros y de repente planta un beso en mis labios. Un beso que ni siquiera sabría cómo describir, por varios segundos no muevo ni un músculo pero en cuanto reacciono me alejo de él y le doy una fuerte bofetada.
—¡Como te atreves a besarme! —exclamo con furiosa.
Ashton ni se inmuta, no sonríe, no me mira con enojo, solamente me observa en silencio con seriedad mientras sus ojos verdes me mira intensamente y por unos segundos intenta decirme algo pero parece arrepentirse y se va sin decirme nada.
Cuando ya no logro verlo, retomo lo que estaba haciendo y voy al parque en dónde quedé de encontrarme con Elian.
Esperaba encontrarlo allí pero no hay nadie además de mi, decido sentarme en el columpio a esperarlo. Veo los autos pasar y aparte del ruido que ellos hacen y del viento, nada más se escucha a mi alrededor.
No sé cuánto tiempo pasa, solo sé que ya llevo mucho tiempo esperándolo, pero él no llega, empiezo a preguntarme si algo le habrá pasado y aunque la idea de que haya dejado plantada cruza por mi mente, la desecho de inmediato porque estoy muy segura que Elian no me haría algo así.
El tiempo continua avanzando y mis ojos empiezan a tornarse más llorosos a medida que las preguntas incrementan en mi cabeza, camino hacia la carretera y miro hacia la derecha esperando ver a Elian.
De repente un auto blanco se detiene frente a mi y veo a un chica con cabello de un tono bermejo, bajarse del auto. Ella me mira directamente a los ojos mientras camina hasta mi y veo que trae un papel en sus manos
—¿Amber? —pregunta con seriedad y noto que a estado llorando.
Asiento, —Si —expreso nerviosa.
—Siento mucho tener que hacer esto, pero tengo que hacerlo por el bien de hijo —dice mientras seca una lágrima que había empezado a recorrer su mejilla derecha.
Frunzo el ceño confundida, —No entiendo.
—Yo soy Brenda, la ex de Elian y vengo a pedirte que por favor lo dejes porque yo estoy embarazada de él —informa extendiendo hacia mi el papel que lleva en sus manos.
Me quedo complemente en shock y sin darme cuenta tomo el papel y al leer su contenido siento que mi corazón, mi alma, mi mundo, todo dentro de mi y a mi alrededor se rompe en millones de pedazos.
Las lágrimas empiezan a recorrer mis mejillas mientras mi corazón se niega a creer lo que veo en esa hoja, la cual es una prueba de sangre en dónde se certifica que la chica frente a mi llamada, Brenda Cox, tiene cinco semanas de gestación.
Mi cuerpo empieza a temblar y de repente Brenda toma mi mano, levanto mi mirada y veo las lágrimas salir de sus ojos como si fuesen ríos.
—Te suplico por favor que no le quites su padre a mi bebé —expresa con voz temblorosa mientras que yo trato de mantenerme en pie.