5 Darius En la parte trasera de la cabina logro apartar mi atención de la piel dorada de las piernas de Karin lo suficiente como para llamar antes al restaurante. Es bastante tarde para que los lavaplatos estén casi listos, pero necesito asegurarme. Cuando contestan, les digo que se vayan temprano, que voy a llevar invitados privados. No es una petición inusual, así que sé que se irán pronto. La muchacha mira fijamente por la ventana, golpeando con los dedos contra su exuberante boca. Probablemente esté pensando en qué cocinar. No me importa su silencio, ya que me da la oportunidad de atiborrarme de la vista de su cuerpo, de beber sus curvas, de emborracharme con ellas. Para cuando el auto llega afuera del restaurante, estoy mareado por la lujuria. Irracional, con la imaginación infundi