El sentimiento y significado de algunos pensamientos

3025 Words
     El humo proveniente de una pipa color n***o impregnaba el ambiente de aquella espaciosa oficina, adornada con un estilo imperio, casi contrastando perfectamente con el mobiliario y los adornos, en el fondo solo se escuchaban el tecleo de una máquina Underwood n. 3 de carro ancho, que cada tanto retumbaba con un estruendoso eco, el sonido de su timbre marginal cada tanto que llegaba al borde del margen. Rómulo, siempre fue un hombre de carácter vivaz, serio, entremezclado entre picardía y elegancia, siempre llevaba consigo aquella pipa que le había regalado un amigo o un familiar y que con su espeso humo molestaba a aquellos que no tenían el mismo gusto, sin embargo, ninguno de los presentes se atrevía a hacer el más mínimo gesto en señal de queja, pues esto podría acarrear desde un despido o hasta un colérico e irracional encarcelamiento. Vestido con un traje gris plomo, se encontraba en lo que llamaba su “sillón favorito”, degustando el sabor amargo del tabaco, mientras esperaba los últimos caracteres de su secretaria privada. Podríamos decir que el memorándum era escandaloso, pero una respuesta enfática a un acto que Rómulo no podía considerar más que una falta de respeto para con su administración presidencial y casi personalmente hacia él, no haber recibido la invitación de la coronación del rey Eduardo VII del Reino Unido en Canadá el pasado 20 de enero, significaba un rechazo para las nuevas relaciones entre ambos países, las cuales aparentaban ir mejorando durante los últimos años del reinado de Jorge V. Su particular carácter se hacía notar en cada una de las líneas escritas por su secretaria, categóricas, irreverentes y déspotas, sin duda alguna, aquel gesto que él denominaba como “diplomático” haría arder cualquier vieja herida que pudiera vincularse al pasado de aquellas dos grandes naciones. La historia del Reino Unido y Venezuela puede remontarse a muchas décadas pretéritas debido a que han tenido un lazo cercano desde mucho antes del proceso independentista. Sin embargo, luego de la revolución que arraso con el poder del rey en Inglaterra, durante el año de 1920 se decidió hacer una confederación entre las colonias francesas, holandesas e inglesas en el continente sudamericano. Esto irremediablemente puso en juego la zona en reclamación de Venezuela, así que el país sudamericano decidió tomar cartas en el asunto, enviando tropas a la frontera con Guayana Esequiba y colocando en la frontera marítima sus flotas como una respuesta en rechazo a los acontecimientos que se venían gestando. Esto provoco que Reino Unido atacara algunas flotas venezolanas en el Caribe y movilizara barcos hacia el Caribe.      Durante este conflicto los militares venezolanos que apoyaban a el gobierno de Juan Vicente Gómez, estaban dispuestos a dar su vida y la de sus familiares por la soberanía del país, se recordaba incluso que muchos veteranos de la última guerra civil se estaban alistando para de nuevo tomar las armas por un territorio que se consideraba propio. De pronto ocurrió algo que nadie esperaba, el dinero estuvo por encima de la soberanía, lo que molesto a todo el alto mando militar. Se suponía que Gómez estaba dispuesto a la guerra con el imperio británico, sin embargo, luego de algunas conversaciones de paz mediadas por Estados Unidos y que en secreto había dado su apoyo a Venezuela, el caudillo prefirió no comenzar la guerra contra una potencia extranjera. El conflicto se soluciono con dinero pagado por los daños causados a la armada venezolana, el cese de la administración de los territorios de Guayana Esequiba a la nueva confederación y que el reclamo de Venezuela por ese territorio seguiría vigente, postergando una reunión para el año 1939. Dentro del país se consideraba, más como un rumor, de que Gómez había vendido el país por dinero que enmendaba los daños a las flotas hundidas por los británicos y que este, efectivamente, no había sido invertido en daños sino que había parado a bolsillos de sus familiares que colaboraron en el proceso de negociación. Esto genero divisiones, conflictos y desencuentros entre algunos oficiales y personajes del alto mando, además de causar pequeñas disidencias dentro de la población, las cuales rápidamente fueron sofocadas y sus líderes encarcelados o exiliados.      En el imaginario popular habían cimentado las bases del próximo pensamiento nacionalista, entramado por el rechazo y venganza a la traición popular, la defensa del país y la grandeza de los tiempos pasados. Estos pensamientos e ideales significativos se gestaron durante todos estos años y estallado en abril de 1928 con su respectivo alzamiento, que casi hunde a Venezuela en una república socialista.       Mientras la secretaria tecleaba, el tiempo pasaba muy lento en los pensamientos de Rómulo, repasando cada posibilidad azarosa del destino que podría acontecer luego de ser enviada aquella carta a la embajada de Canadá en Caracas. Al terminar, la carta fue repasada un par de veces por él desde una de los ventanales de la oficina presidencial. A pesar de los sentimientos egoístas y déspotas de aquel personaje, sobre todas las cosas, se consideraba un patriota y defensor de la democracia. Entre el humo de su pipa pasando frente a sus lentes, se detuvo para admirar los rasgos del lancero Páez, fundador de la república, hombre gigante para los conservadores y nacionalistas de cualquier espectro de la derecha política. Entonces solo pudo escucharse, entre el silencio, su voz gruesa. -Tome –dice, extendiendo su mano- , envíeme inmediatamente esta carta a la embajada con algún diplomático de turno. No le daré mas vueltas a este asunto- Sin más intermediarios, palabras de razonamiento de su secretaria privada, trabas o acusaciones sobre su proceder, sencillamente la carta fue de las manos de su secretaria a un diplomático cualquiera del partido Acción Democrática y entregada ese mismo día a las 2:00pm, directamente al embajador canadiense en Caracas. Si la acción de respuesta a los acontecimientos del momento era acertada o no, cualquiera que fuese, no se ponía en tela de juicio dentro del partido o de sus allegados, simplemente, era una orden llevada a cabo. Mientras en una parte de la capital, Rómulo seguía fumando tabaco picado en su ostentosa pipa, en otro lugar de la ciudad se encontraban en una reunión secreta otros miembros de AD, quienes estaban sumamente preocupados por la gestión que se estaba gestando en el entorno social y político de la nación. Una casa colonial albergaba, en una zona llamada La Florida, a los dirigentes más connotados de la esfera del partido, entre ellos se encontraban Gonzalo Barrios, Andrés Eloy Blanco, Mariano Picón Salas, José Antonio Ramos Sucre, quien era el ministro de relaciones exteriores y el Jefe de la Fuerza Aérea, Tomas Villalobos. La reunión se disputa entre todos para definir las nuevas acciones del partido, específicamente sobre la crisis institucional que se esta generando en contra del ejecutivo nacional, lo cual se supone debe garantizar las bases para que el partido pueda ganar las próximas elecciones y seguir constituyendo su poderío dentro de la competencia entre partidos. El descontento se hacía notar en aquella enorme casa sobre la gestión de algunos de sus partidarios sobre el gobierno actual. Barrios, era uno de los personajes más importantes e imponentes de AD, debido a esto era quien presidia la reunión, desde uno de los sillones acolchados de color café, se disponía a dejar su cigarrillo a un lado y aclarándose la garganta, comienza a decirles a los reunidos, quienes conformaban un pequeño círculo, todos sentados en diferentes sillas y muebles. -Buenos días caballeros. Creo que ya estamos todos reunidos para dar comienzo a la reunión pautada hoy. Evidentemente se registrara en el libro de asistencia, pero se colocara otro motivo de reunión. Se cederá la palabra por orden de las agujas del reloj. -Entonces comienzo yo. Si me permiten, creo que estamos en uno de los estadios más críticos de nuestra nación –Comenzaba diciendo Andrés Eloy Blanco, con la finura de su voz y elocuencia poética– y no solamente desde las perspectivas epistémicas, sino que el gobierno ha perdido la credibilidad ante sus más ilustres ciudadanos. Precisamente por eso, aquí estamos reunidos. Prefiero dar mi punto de una vez, debido a que no me gustaría que demoráramos mucho, yo prefiero que entreguemos el gobierno a seres más capaces de contención, pues como partido, debido a que no llevamos nada en el poder y no hemos solventado nada, lo empeoramos. -Espere un segundo señor Andrés, no creo que debamos llegar tan lejos –comenta Salas un poco sorprendido por las palabras directas emitidas– nosotros como fuerza política edificamos la democracia de este país, creo que debemos aguantar un poco más, dejar que pase el mandato de Rómulo y después designar a otro, como pudiera ser el señor Gallegos, por ejemplo. ¿Qué dice usted señor ministro? -Sinceramente, creo que debemos tener primeramente en cuenta que el excelentísimo señor presidente ha dado lo mejor de sí por el país, el gobierno y el bienestar nacional. Lamentablemente, nuestro gobierno, no ha dado los referentes que debería tener, debido a las acciones de traidores a la patria que intentan subyugar nuestro gobierno. Pienso que debemos estructurar, ciertamente, nuestro gobierno con bases más solidas, tal vez confiárselo a nuestros militares pueda ser una opción –Comenta Sucre, mientras hace una mirada sugerente hacia Villalobos. –   -Buenas tardes respetables caballeros. –Hace una reverencia con su mano derecha– La situación política de nuestro país sugiere un cambio de gobierno, no podemos sostener la situación, el congreso nacional está en nuestra contra, la mayoría de los senadores políticos y militares, sin contar la disidencia sindicalista patrocinada desde Francia y sus colaboradores en toda la región. Lamentablemente, la institución aérea no puede sustentar una salida diferente y mucho menos, desde mi puesto, auxiliar a nuestro partido. Eso es todo lo que tengo para decir. -Bueno, finalmente me toca a mí –dice Barrios, ansioso por poder poner su punto de vista– todos los presentes estamos de acuerdo en que es necesario un giro al gobierno central, pero debemos tener en cuenta que nuestros militares más confiables no pueden, ni querrían, someterse al escrutinio público de asumir una jefatura de gobierno. Además, todos sabemos lo testarudo que es el señor Betancourt, como para dejarse cambiar por unos caudillos que ni del partido forman parte. Entonces, nuestras manos están cruzadas, creo que lo mejor es esperar a alguno que quiera asumir la presidencia y poner orden en este gobierno fallido. Durante aquella tarde, prosiguió la acalorada, intensa y reflexiva discusión entre aquellos distinguidos caballeros de la sociedad venezolana. De esta madera estaba constituido el partido, por poetas como Blanco, escritores como Picón Salas, políticos de carrera y algunos militares que se habían ganado militar en partidos debido a su acción durante el año 1928. La reunión culmino a las 5:00pm, lo suficientemente tarde para aquel momento donde aún algunas calles de Caracas se encontraban sin luz eléctrica, debido a algunas protestas o desatención del gobierno central.      Cada uno tomo desde automóviles distintos y se marcharon a sus respectivos hogares, satisfechos con la conclusión de que habían llegado a un acuerdo mutuo, este consistía en dejar al presidente Betancourt en el poder y no destituirlo. Esta medida fue tomada no solo por que confiaban en sus capacidades, sino que la transición de poder debía darse por diferentes motivos, por lo tanto designaron dos muy especificas. La primera consistía en una situación sobrevenida (muerte del presidente, atentado, toma de sectores del país o la capital por miembros insurgentes, entre otras) y la segunda, por una entrega formal y voluntaria del poder por parte del presidente y su gabinete. Todo edificado sobre las bases de la estabilidad de la nación y el temor a la catástrofe irremediable de ser consumidos como fuente fiable del sentir popular. Casi siempre, Acción Democrática temía mas a su pueblo y al desapego de adeptos que a otras razones más lógicas o racionales, por eso su orden era seducir a las masas con frases patriotas, populistas y demagógicas para obtener sus respectivos votos.      Entre los letreros que adornaban las casas coloniales en Caracas que ahora eran comercios, restaurantes y bares, en este crepúsculo que adornaba la ciudad en un ligero contraste con El Ávila de fondo, se manejaban los escasos espías que hacían parte del bando de URD dentro del gobierno nacional, y que trabajaban directamente bajo el mando de Medina, para obtener alguna información fiable que les llevara a comprobar las informaciones sobre un supuesto grupo rebelde que obtenían beneficios y apoyos directo de gobiernos extranjeros de tendencia socialista. Aunque la noche no era su mejor aliado para buscar personajes o indicios que pudieran llevar a algo objetivo, siquiera comprobable, era precisamente lo contrario para estos grupos, quienes pasaban su mercancía durante la noche.      Durante la mañana siguiente, precisamente antes de que se dirigiera a una reunión de ministros en el palacio de Miraflores con el presidente, recibe Medina las noticias de un hombre lo suficientemente joven como para considerarlo un soldado en aquellos días. Tenía un atuendo algo sucio de color blanco, compuesto por una camisa, pantalón y alpargatas, era el perfecto camuflaje entre cualquier venezolano de aquel entonces que proviniera de alguna región del interior del país. Estaba Medina precisamente fuera del palacio cuando aquel joven interrumpe su andar. -Disculpe caballero, es usted muy fino. Fue un ligero tropiezo -No se preocupe buen hombre. ¿Tiene hora? Deje mi reloj en casa –comenta Medina, observado de forma preventiva hacia el lado derecho y el izquierdo– -Cuando el sol esta aun en el horizonte, es porque son las siete.  -¿Está usted seguro? Buen hombre. -Tan seguro, como que Magdalena se llama mi señora –un pequeño gesto de reverencia le sirve como despedida, mientras sigue su camino–  Si los espías del ejército venezolano tenían algo, era precisamente su fidelidad y su forma de contactarse con los objetivos. Algunos era principalmente entrenados en Alemania para traer todos sus suntuosos conocimientos y replicarlos en sus compañeros, aunque no era aun una práctica muy difundida, debido a que actuaban más como un grupo exclusivo que partía de algunos oficiales. Medina observaba en forma extraña como aquel hombre se iba, pero no precisamente porque se hallara desconcertado por su manera particular de decir las cosas, debido a que toda la conversación que había tenido se encontraba en un código secreto que solo él, Contreras y algunos otros oficiales conocían, pues se genero en base a la conspiración de 1928, siendo una fuente amplia de comunicación entre los conspiradores. En lo más profundo de su ser, aun se hallaba incrédulo por las palabras de aquel muchacho, pues no podía considerar que las cosas estuvieran pasando de esa forma. Lo que había dicho aquel joven espía a Medina Angarita, era que la información estaba confirmada, debido a que la palabra “siete” era un sustitutivo de la palabra “si” o “confirmado” y el nombre de “Magdalena” hacía referencia al lugar de proveniencia donde se hallaba dicha fuente de información, localización, objetivo o cualquier aspecto que se haya tenido en mente como una forma de sospecha. Magdalena, hacía referencia al rio más importante de Colombia, precisamente esta era la información que indicaba la carta de donde procedían las municiones, armas y hombres que estaban organizando un plan del que no se sabía absolutamente nada. Los pensamientos moldean algunos aspectos de la realidad de un individuo, si esto no fuera del todo cierto, Medina no se hubiera pasado todo el consejo de ministros pensando en las posibilidades que podían repercutir en el bienestar de la nación, aquellos hechos de los que apenas sabían su procedencia y de los cuales, como no había ningún tipo de pruebas, se podían si quiera divulgar. La mas mínima pobre evidencia sin sustento, podía espantar a los líderes de aquel plan desestabilizador, lo que podría generar una avanzada desmedida de sus planes o llevarlos a replegar sus fuerzas, a tal punto, que se esfumarían en el viento como el humo de cigarrillo y tabaco que se esparcía por aquella ostentosa sala de reuniones y salía por las ventanas, hasta perderse en el brillo del sol naciente y el cielo azulado que adornaba aquella mañana. Terminada la fatigada reunión de cuatro extensas horas a la que sometía el presidente a todos sus ministros, cada quince días, se dirigió a una de las oficinas de las numerosas secretarias que ocupaban todo el extenso palacio presidencial, al llegar a la oficina le ordeno salir debido a que se trataba de una llamada privada, de esta forma pudo hallar el motivo para realizar una llamada a la casa de un ilustre intelectual, que en tiempos previos, había tomado vida dentro del sistema gomecista del que ambos formaron parte. El teléfono sonaba y sonaba hasta que fue atendido. -Buenos días. ¿Puedo ayudarle en algo? -Don Uslar, habla con el Jefe del ejército, general Medina Angarita. Qué extraña llamada. Me habían anunciado que no soy bienvenido, ni merecedor, siquiera, de una llamada directa del palacio. Dicho precisamente por el presidente Betancourt. Sé que entre el gobierno y usted hay muchas diferencias, directa o indirectas. Pero mire, esto es un asunto de seguridad nacional.   -Bueno, si seguramente se va a acabar la república es precisamente por un gobierno tan nefasto como este. -Estoy de acuerdo con usted. Mire, es solo un favor, –casi rogando– necesito que se reúna lo más pronto posible con el general Contreras en la ciudad de Maracay, será recibido por él en la antigua casa que usted frecuentaba con agrado. Créame. -Bueno –dubitativo– seria cuestión de que entonces pasaran por mí hoy temprano, si usted tiene un chofer que me lleve a mi destino, no tengo ningún inconveniente. Perfecto Don Uslar, allí esta tarde pasara un chofer de civil por usted. Es un honor poder tener su ayuda. Hasta luego –dice de forma indiferente y cuelga–  Ahora, obteniendo la ayuda de este influyente ciudadano, Medina podía estar seguro de estar más cerca de la conspiración que se estaba gestando en el territorio nacional por parte de grupos irregulares. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD