El beso era lento y suave, apenas un pequeño roce entre ambos. Muy de mi estilo inexperto, él no parecía notar que me temblaban las manos y piernas. Intensifico el beso de tal manera que me hizo estremecer, me sentía diferente. No quería resistirme a todo lo que su toque producía en mí, descendió sus manos por mi espalda mientras me presionaba más contra él. Sus manos continuaron bajando hasta mi trasero el cual también presiono con fuerza, haciendo que jadeara y un pequeño, pero muy audible gemido resonara en la habitación. El beso seguía subiendo de tono, sus caricias por mi cuerpo me tenían totalmente perdida. Sus manos acariciaban mis pechos por encima de la blusa que llevaba, provocando una sensación en mí que no conocía. Que me parecía extraordinariamente placentera, por instinto ro