Subí el cierre de mi vestido con rapidez, me admiré en el espejo. Alta, delgada, piel pálida, ojos grandes y juntos, nariz respingada, labios carnosos, cuerpo delgado, piernas largas. Era bonita, no podía negarlo o al menos así me sentía. Sin embargo, no podía ver mas que una mentirosa, estaba ganándome la confianza y el corazón de un hombre bueno. O eso es lo que veía en él, transparencia y mucha determinación. Bien era cierto que Maximiliano Bonard, era un mafioso traficante. Pero había mucho mas en él, no era un monstruo, fue una muy mala idea acostarme con él. Pero que podía hacer, me dejé llevar por mis emociones, por el deseo y lo caliente que me sentí. Podía engañar a madame diciéndole que todo salió a la perfección, pero sabia muy bien que lo que hice esa noche no fue por la misió
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