—¿Estás diciendo que te harán asesinar a tu objetivo?—preguntó Molly, alarmada. Asentí, habíamos salido del comedor y Molly nos trajo a la biblioteca, detrás del último pasillo había una repisa con libros muy polvorientos donde no tenía vista a la cámara gigante que monitoreaba el salón. Así que aquí podíamos conversar sin ser vistas o escuchadas. Lo cual me parecía perfecto, ya que siempre debíamos tener cuidado de lo que habláramos porque siempre estábamos siendo vigiladas. —¿Por qué? ¿No es suficiente con casarse con él?—preguntó camile. —No lo sé, ella dijo que mi “misión era especial”—respondí encogiendo mis hombros. —¡Mierda, Lu! En que nos hemos metido, tengo miedo—respondió Molly. —Recuerden que nadie puede saber esto, mucho menos hablarlo en un lugar indebido—advertí y ambas