—¿Oh, mierda solo un beso?— pregunté con molestia, miré como el hombre se levantaba de la cama con una sonrisa triunfadora, me había cobrado lo sucedido..
—Te casas mañana Mac— se burló, era una locura como podía casarme con alguien que no conocía, nunca pensé que fuera posible pero aparecer lo era, prefería casarme con Calvin.
—Eres un estúpido— reprochè, con una sonrisa más extensa el chico accedió mostrando sus dientes; era atractivo, realmente atractivo.
—¿Tienes todo listo?— preguntó de una manera calmada, mi madre había organizado todo por seis meses... solo era cuestión que traerme y caer en su juego. —Los abrazos no nos han hecho fuerte, sino el rencor... espero que no cambie nada en doce meses, por que tu y yo somos fuego— amaba aquel comportamiento seductor del hombre castaño, accedí al levantarme de aquella cama.
—mis principios no los dejare a un lado... no debes preocuparte, escuchaste— acaricie su mejilla al verlo tan serio, tan concentrado; éramos diferentes... podíamos fingir bien sonrisas y actuar como idiotas cuando era necesario.
—No intentes ser alguien madura, por que nadie de aquí lo es... todos son idiotas con dinero, eres más que ellos— susurró para abrazar mi cuerpo, sabía que solo se quería así mismo, al igual que yo. —Seria una lástima que nuestros planes quedan en el aire—
[...]
—¡¿Estás bromeando?!— sorprendido el chico me examino de pies a cabeza.
—No lo estoy haciendo, me voy a casar esta vez— solté sin pensarlo, meses antes el chico me había visto comprometido con aquella mujer. —¿No estás feliz por mí?— preguntè soltando un golpe a su hombro, aún estático el chico accedió repetidas veces.
—No, arruinarás tu vida... como siempre lo haces, vamos Damián debes empezar a pensar en tu futuro— tal vez tenía razón, pero tenía la vida hecha con aquel fideicomiso de mi padre... no tenía por qué preocuparme. —¿Entonces te casas mañana?— cambio te tema, algo bueno, accedí.
—si— murmuré de nuevo llevando mi mirada al frente observando a las personas pasar frente a mí con la cabeza en el suelo. —¿Me veo como alguien demente o enfermo?— pregunté con molestia, rumores sobre mí recorrían aquel instituto tristemente algunos eran falsos.
—No o tal vez si, piensan que caíste en rehabilitación por vender o por matar a un chico del norte... Joyce Eme— explicó como siempre, solté una risa al escucharlo... Dios mío.
—¿Joyce Eme?— repetí sin entender, ¿Quién carajos se llamaba así.
—Así llamaba el chico el cual apuñalaste— no podía mentir aquella reputación me atraía por completo... podía usarla a mi conveniencia, además solo habían fallado en el nombre. —¿No lo hiciste?— negué.
—No, claramente no— confirme al chico sin nada que perder, nunca en mi vida había escuchado ese nombre tan rato.
—¿Les dirás a los chicos?— preguntó. —Sobre tu crucifixión—
—¿Por que lo debería de hacer?— contradije serio, mi vida siempre había sido un misterio para aquellos chicos, pues rara vez me había escuchado hablar de la situación en casa.
—Por si necesitas ayuda, en fin Lenny no esta en Ashton, quiso irse con sus padres en pleno semestre— me informó con una mueca.
—Entonces no hay por qué decirle—
—¿que pasa... que no me dirán? — saludó Kevin mientras se acercaba, con una mirada seria el chico nos examinaba de pies a cabeza.
—Oh, te olvidaste de él— murmuro, miré al chico ansioso por conocer aquel secreto.
—Me voy a casar mañana, estas invitado— confesé serio, sus labios formaron una delgada línea, estaba petrificado.
—¡¿que?!— pronunció mientras se quedaba pálido; asombrado.
—Mañana... Me... Caso— repetí cada palabra gracias a su retraso.
—¿Donde la conociste? ¿Hace cuando me engañas Damián Alexander Douglas de Jesús? ¿esta embarazada, eso es? ¿Hace cuanto? ¿En nuevo México?— Giré los ojos más que estresado, dejé de verlo él era una decepción... mi vista fue dirigida a aquella rubia quien me miraba tímida.
—Nuevo México y no está embarazada— balbucee sin dejar de ver aquella mujer acomodar su cabello; tenerla lejos me hacía sentir tenso.
—estoy feliz por ti— soltó más tranquilo.
—Nadie más tiene que saber esto, entendido— advertí serio mostrándome amenazante, estos accedieron sin pensarlo.
—¿Lenny?— preguntó uno de ellos mientras enfocaba su vista a su móvil.
—nadie...— ordené, giré de nuevo para observar a la mujer escribir pacientemente; verla sola me impulso a ir junto a ella. —Nos vemos...— dije mientras me alejaba de ellos.
Mis pasos fueron directo a ella, con ansias de mirar su expresión al tenerme cerca o su temor como veces anteriores... aumente mis pasos.
—¿Me extrañaste?— pregunté frente a ella, después de dos meses sin buscarla... me había atrevido a enfrentarla.
—Da.Damián— balbuceó al levantar la vista, ver aquel sonrojo era memorable. —Te.te puedes ir— siguió de mala gana, negué al sentarme frente a ella... era alguien realmente solitaria, y no por que quisiera sino por que nadie la entendía; el bicho raro.
—¿Que escribes?— pregunté serio quitándole aquel libro que protegía en sus brazos como si su vida dependiera de eso.
—Damián por favor— suplicó mientras me miraba con miedo, era su diario; sonreí satisfecho para bajar la vista.
Empecé a leerlo sin pensarlo, "Me esta mirando... esta mal que lo quería otra vez cerca de mi. ¡Las situaciones con él no fueron buenas, pero sí memorables!, Solo debo pensar en Carlos, ya que es bueno y me trata bien...
Damián es ardiente y misterioso, nunca llegue a conocerlo realmente, me gustaría iniciar el año de nuevo"
Mi asombro nació haciendo que alzara la vista a ella, la cual me miraba nerviosa esperando mis burlas.
Al igual que ella, había experimentado sentimientos ridículos queriendo su bienestar... tristemente todo había acabado mal, ya que su inseguridad la marginaba a no querer vivir para mí.
Había escogió aquel estúpido... Yo no tengo la culpa de eso; pudo ser una reina, pudo conocer al verdadero Damián.
—Soy ardiente y misterioso, vaya que tienes problemas— me burlè cerrando aquel libro, miré sus ojos... estaba claro que las chicas como ella eran las más misteriosas.
—Damián por favor dámelo— susurró sonrojada exigiendo aquel libro rosa con dibujos infantiles, miré su aspecto había regresado a lo clásico con aquellos lentes negros.
—Pero si es interesante— espeté, el sonido de mi móvil hizo que la dejara de ver para contestar aquel hombre; Fernando D.
—¿Que pasó viejo?— pregunté de mala gana al contestar.
—Tienes que venir, te mando una dirección— ordenó para después colgar y dejarme confundido, era un misterio lo que me esperaba.
—Me tengo que ir primor... pero me llevo esto— hablé serio levantándome de aquella mesa dejándola estática.
[...]
Mantuve mi vista en aquella casa confundido, sabía que Fernando coleccionaba propiedades al igual que joyas, pero aquella casa era demasiado para dejarla abandonada.
—Joven, el señor lo espera en la sala— accedí para entrar aquella propiedad, miré la decoración del lugar; futurista. Personas trabajando en el lugar interrumpían mi camino.
—¿Te gusta?— su voz me hizo girar los ojos. —Es tu nuevo hogar, un adelanto— inquieto.
—¿A que se debe esto?—
—Un adelantó... solo es eso, además necesitas una propiedad que ofrecer a tu linda esposa— explicó orgulloso mientras dejaba aquella copa que decoraba sus dedos.
—Lo tienes más que planeado— reconocí para concentrarme en el lugar, ver a personas trabajando el jardín me hizo despertar. —¿Aquí será la ceremonia?— volví a preguntar.
—si... también traje tu ropa y Madison la de su hija— informó —Será divertido para ti—