NO MÁS QUE COBARDES

2309 Words
Mi corazón latía como un loco, estaba tan llena de tanto, ¿Qué pasaría? ¿Por qué estaba aquí? Estaba completamente demente ¿Qué haría si llegaba a ver a Dristan? ¿actuaría como una demente? ¿Me acobardaría? ¿Haría lo que tanto deseo? Estaba loca, sin duda lo estaba Observe al hombre tranquilo a mi lado, mientras yo sentía miles de sensaciones regocijarme ¿Cómo él podía estar tan tranquilo? Se iba a encontrar con Dristan ¿tenía la mínima idea de quien era él? Él era un Frost, él era quien mandaba en esta ciudad por así decirlo Estaba segura de que no le iría muy bien, posiblemente lo querría manipular o querría hacer con el pobre hombre lo que quisiera Quería que no viniera solo, para que este no fuese usado por Dristan, que no fuese intimidado por él, aunque también quería verlo por el hecho de que deseaba encontrarme con mi esposo Deseaba verlo cara a cara Quería verlo a los ojos, y aunque esto no eran los ojos de la mujer que asesino, quería que por lo menos Yo pudiese enfrentar a uno de mis asesinos Tenía tantos deseos, por Dios, demasiados, Fue por esa razón que cuando el auto se detuvo y observe el enorme club, me pregunte si las personas presentes no tenían decencia Este lugar se veía terrible ¿de verdad Dristan venía a lugares como estos? ¿Cómo era posible que yo no me hubiese percatado anteriormente? ―Ya sabes, no puedes bajarte del auto, te quedarás aquí ―Lo he pensado y tal vez necesites de mi ayuda, tal vez necesites… ―No necesito ayuda, por lo menos no de la tuya, iré con Hazel y tú te quedarás aquí, tenemos un tato, no me hagas enviarte de regreso… Apreté mis labios en una línea, hice una seña encima de mi cabeza, como si dibujará una aureola y él soltó una pequeña risita ―Seguramente cuando estés sana, serás una digna ayuda… ―De eso no tengas dudas… Él sonrió de nuevo, quito su chaqueta y me observo por unos segundos, todo mientras pude ver, que él parecía debatirse por algo en particular Su sonrisa se borró y me hizo una seña, como quien me decía que no podía moverme del lugar, a lo que yo solo pude asentir Note como Hazel lo observaba al parecer sorprendido por su gesto, como si fuese un desconocido para él, mientras Izan, solo lo ignoro y salió del auto, seguido del hombre platinado Observe al conductor y este parecía solo darme pequeñas miradas de soslayos, como si temiera concentrar demasiado sus ojos en mí Pero aún tuviese demasiada curiosidad para evitarlo Yo lo ignoré, observé como mi supuesto esposo y su mano derecha entraban al lugar, la puerta era cerrada y yo me arrepentí un poco por estar aquí Tal vez no iba a poder ver a Dristan, tal vez esa emoción mía, no fue más que una tontería, por lo menos eso llegue a pensar, hasta el momento en el que la puerta fue abierta de nuevo Observe como una mujer besaba apasionadamente a su pareja, aquel, la posaba frente a la pared y ella sin la menor prudencia gemía llena de placer Yo abrí mis ojos en grande, no solo por el hecho de lo escandalosa y terrible que se veía la situación, para cualquier mujer Mi expresión llena de todo fue por el hecho de que yo conocía esta mujer, lo hacía más que nadie, ella era Sienna Frost Mi cuñada, la hermana de Dristan, observe como parecía ser que estas dos personas iniciaban a besarse aún más apasionadamente Como aquel subía una de sus piernas y la metía su mano bajo su vestido, haciendo que ella gimiera aún más fuerte En lo que yo solo pedía gritos, algo para grabarla, lo necesitaba urgente, necesitaba esto ―Dame tu teléfono… Hable de manera demandante, casi por inercia hacia el conductor, era algo que me salió natural, de hecho, muchas veces sentía que era algo de este cuerpo, pues yo jamás me atrevería a tratar a otra persona de tal manera Pero últimamente, no hacía más que considerar que ser amable no traía nada bueno, que ser un poco tosca, tal vez haría que las personas no me pisotearan ―Señora… ―Dame tu teléfono… por favor… dámelo… Él estaba un poco dudoso, pero aun así me lo entrego, me observo como si estuviese loca, mientras yo extendía mi mano, aún observado la situación de aquel par Fue cuando sentir el teléfono en mis manos, gracias al cielo no estaba bloqueado, me fui directamente hacia la cámara e inicia grabar la situación Sonreí un poco divertida, al ver como si fuese una ayuda divina, ella separaba al hombre de ella, con una mirada mordaz y digna de una estrella porno El hombre gimió, más cuando ella fue la que lo coloco frente a la pared y ahí pude ver su rostro, lo conocía, este bastardo era un socio de Dristan Su esposa, siempre se quedaba en casa, tenía dos niños, uno de apenas un año, había escuchado una vez como llegaba a burlarse, indicaba que su esposa Desde que había llegado a tener a su último hijo, no le provocaba una sola mirada, ahora entendía por qué, él tenía una amante y esa amante era mi cuñada Basuras, no eran más que basuras Fue por ello, que decidí que esto no era suficiente, que quería más, quería acabarlos de principio a fin ― ¿Quieres ganarte unos cuantos dólares? El hombre me observo, yo había pausado la cámara, mientras yo le sonreí al conductor quien no alejaba su mirada cargada de dudas hacia mí ― ¿Qué clase de trato tengo que hacer con usted para ganarme unos cuantos dólares? Si se trata del señor… ―No se trata del señor, ya piensa en algo coherente, ves a eso de ahí… quiero que te golpeen, quiero que hagas que ellos exploten… Él me observó con una mirada cargada de incredulidad, mientras yo busque la cartera de Izan, justamente donde la había visto de soslayo hacía unos segundos Justamente cuando él se había quitado la chaqueta, busqué en ella, y como una ayuda divina encontré mucho dinero en efectivo ―Tengo… mil dólares… ¿Quieres más? Le entregué los mil dólares, estaba segura de que la misma cartera de cuero importado que tenía en mis manos, costaba incluso más de un millón de dólares Aunque el hecho de que este hombre tuviese en su cartera, cerca de cinco mil dólares, me dejo un poco sorprendida ¿Cómo era que cargaba tanto dinero? Él era sin duda el sueño de los carteristas ―No lo sé señora, yo… ―Te daré dos mil dólares ahora y cuando termines, te daré otros dos mil más… Le entregué otro mil, él observó el dinero, me observo a mí y cuando creía que se haría el digno, pude ver en su mirada La expresión que estaba buscando ― ¿Qué quieres que haga exactamente? Sonreí hacia él, le expliqué a detalle lo que debía decir, como debía enojarlo, una ventaja de conocerlos era el hecho de que conocía sus debilidades Conocía qué clase de personas eran; y el hecho de que ellos no se comportarían como personas amables ― ¿Estás listo? ―Nací listo… Reí un poco divertida ante sus palabras, pude ver como él me observaba un poco sorprendido, pero solo pareció concentrarse en su misión Salió del auto mientras yo seguía grabando a los descarados amantes, fue entonces cuando el conductor entro en acción Observo a la pareja y tal cual como le dije, gritó ― ¿No es usted el señor Miller? Oh… carajo, que vergüenza, debería darle vergüenza, su pobre esposa en casa y usted acostándose con una puta de barrio, no… esperen, no es una puta cualquiera es la puta de los Frost… Tuve que hacer un gran esfuerzo en no soltar una carcajada, este hombre merecía un Óscar, era digno de alabar Pero entonces un golpe fue dado de la nada, yo tapé mi boca con una de mis manos, mientras seguía grabando Escuché el grito de Sienna, aquella que parecía aterrada, no solo con el hecho de que aquel hombre había iniciado a golpear a mi conductor También con el hecho de que las personas se estaban deteniendo y observado la situación llena de sorpresa ―Ya basta… Bruno, ya basta… Siena gritaba y yo enfocaba aún más a los responsables, entonces sin más, el conductor, hizo lo que le pedí, él lo empujó Yo dejé de grabar, él me dio una breve mirada y yo asentí dándole luz verde, fue entonces cuando mi conductor Le dio un golpe, fue gracioso, este había estado dando y dando puñetazos al hombre de Izan, pero en respuesta el conductor, de un solo golpe lo había dejado noqueado Sienna grito horrorizada, en lo que al ver como el conductor la observo con una mirada cargada de advertencia, ella sin importarle siquiera el hombre que estaba sin conciencia Solo había salido corriendo Yo me reí un poco, cobarde, era un cobarde, eso sin duda confirmaba mi teoría, aquella que me decía que todo esto, que todas estas personas Solo se aprovechaban de personas que veían más débiles, que veían siendo humildes o amables, mientras ellos no eran más que cobardes Cobardes que se aprovechaban y descargaban sus inseguridades en los demás, pero yo no sería más aquella que usaban para descargar sus tonterías No, yo sería más una presa, yo sería una bestia implacable que acabara con todo, yo sería aquella que los devoraría a cada uno de ellos ― ¿Qué tal lo hice señora? Levanté mi mirada observé al hombre un tanto golpeado, busqué el pañuelo de Izan, y lo ofrecí, mientras él me observaba Como si fuese un niño, que buscaba de manera desperada unas felicitaciones de su madre ―Lo hiciste genial… fue mejor de lo que planeamos, estoy orgullosa de ti… Él sonrió, yo le ofrecí el dinero, pero él, solo se negó, algo que me dejo un poco sorprendida, pero, aun así, le regale una sonrisa No era un mal hombre, además me había ayudado en esto Me concentré en el teléfono y envíe todo esto, a la única persona en la prensa en la que confiaba, ella se podía decir que fue amiga Ella se puede decir que era la única que tenía, por lo menos lo fue, hasta que yo la había echado de la casa, luego de que ella me advirtiera sobre Dristan La llamé envidiosa, la llamé celosa, yo estaba enojada, estaba cegada de amor, y mi amiga solo quería hacerme entender Que ese hombre no me amaba, estaba tan furiosa con ella, que la había dejado a un lado, yo aún recordaba su teléfono, por lo que en cuanto Envíe todo aquello, note su respuesta de inmediato “¿Quién eres? ¿Cómo es que me envías esto sin más?” Yo sonreí, ella siempre tan precavida, sin duda era una gran chica, fue por ello, que solo di un largo suspiro y a pesar de que moría por decirle quien era Lo cierto era que no podía, ¿Qué le diría? “soy tu amiga muerta en el cuerpo de otra mujer” No, eso era imposible, fue por ello, que mi respuesta fue corta y concisa “espero verla en la primera página de mañana” Bloquee el número, en lo que lo pasaba al conductor, quien ahora se veía un poco golpeado y hasta hinchado ―Debes curar eso un poco más, en cuanto lleguemos a la mansión de tu jefe, pero además de ello, no contestes este número de teléfono, y en caso de hacerlo, solo di que encontraste el teléfono, que no conoces al dueño ¿está bien? ―Si señora… Le di una pequeña sonrisa, observé por la ventana, pude ver como Sienna, volvía junto a dos hombres enormes, y como parecían cargar al desmallado Bruno Miller Ellos eran tan patéticos ¿Cómo no me di cuenta antes? Eso sin duda me causaba un poco de gracia Pero entonces como si se turnarán por salir del lugar, observe como de la nada, Hazel salía del lugar, tenía una expresión dura Una cargada de lo que lo parecía furia, seguido de él, salía Izan khalid, el hombre que se suponía era mi esposo Aquel tenía del cabello a Dristan, yo di un pequeño gemido de sorpresa, ¿Qué se suponía que era esto? ¿Cómo era que Izan podía dominar a Dristan? Jamás había visto algo parecido, Dristan hacia lo que deseaba, manipulaba todo a su paso para lograrlo, mientras yo no podía creerlo Izan líbero a Dristan, lo hizo con una expresión de asco mientras aquel no parecía para nada contento con la situación Noté que le dijo algo, pero no lograba escuchar de que se trataba, pude ver como Dristan se arrodillaba frente a él Como Izan susurraba algo y sin más se alejaba, pero cuando creía que las cosas se quedarían así sin más, izan se acercó de nuevo a él Le dio un puñetazo en el estómago que lo hizo doblarse en dos y caer al suelo, mientras lo señala, le decía algo más en polaco y sin más Caminaba hacia el auto, no sin antes detenerse un poco más y hacerle una seña de muerte, advirtiéndole algo en concreto Él no era débil, el diablo no era alguien que no sería de ayuda en mi venganza, de hecho, era todo lo contrario, este hombre Era sin duda el indicado, este hombre me ayudaría en todo, este hombre sería mi paso seguro para cumplir el camino por el que, al parecer, alguna entidad divina, aún me mantenía en este mundo
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