MI SEGUNDO ESPOSO
¿Cómo podría llegar a hablar de mi vida?
Nací en una familia acomodada, lo suficiente para ser considerada una niña mimada y amada por su padre, era hija única, de una madre que murió a mi nacimiento.
Y contrario a lo que muchos pensarían, mi padre me amo con locura y me cuido como si de un gran tesoro me tratará, él era un hombre maravilloso.
Uno que ame como a nada, entonces llego él, mi amado esposo, el hombre por el que di mi vida y muerte, aquel que me llevo a la perdición
No solo a mí, también a mi pequeña, pero quebrada familia, que se hundió en la miseria, luego de conocer a aquel bastardo
Entonces, en medio de esos pensamientos, un beso apasionado llego hacer que me concentrara el hermoso hombre encima de mí.
A lo que yo, no puedo evitar dar un pequeño gemido al sentir sus manos presionando mi cadera para estar más cerca de él.
― ¿Por qué me besaste?
Aquellas palabras solo habían salido no más que en un pequeño ruego, uno que parecía pedirles a gritos que no se detuviera.
Uno que parecía rogar, porque esto no fuese más que como todo en mi vida, no más que una mentira.
― ¿Qué no debería besar a mi esposa? Si no la beso a ella, ¿a quién debería besar?
Él me besó de nuevo, me presionó aún más en la enorme cama, y al liberarme de aquel beso tan apasionado, nuestros ojos se encontraron firmemente y su mirada verde trasmitía algo que no lograba descifrar.
Algo que solo me llenaba a un más de preguntas y de dudas, que no tenían respuestas, por más que intentara responder.
―Muchas veces eres un hombre muy molesto
Él soltó una pequeña risita, en lo que, entre medio de besos y caricias, su voz ronca y demandante, resonó en el lugar
―Mi querida, rebelde y caótica esposa, una mujer que hace lo que desea, como desea, ahora solo me pregunto, ¿hasta cuándo seguirás atormentándome? ¿Hasta cuándo me harás sentir celoso? ¿Hasta cuándo me harás sentir tan ansioso cariño?
Levanto mis manos sobre mi cabeza, sus ojos me observaron fijamente, mientras parecía que lo que veía le agradaba demasiado.
Como si el solo hecho de tenerme a su plena disposición, fuese un regalo que planeaba disfrutar hasta el final.
Mientras, mi corazón, este tonto corazón, se quebraba, se lastimaba más y más, por el hecho de que ahora mismo era el quién me observaba de esta manera.
Era el quién parecía ser quien tomaría todo de mí, justamente como parecía ser que se acostumbraba a hacer él, y lo peor es que me acostumbraba a mí
Sin saber cómo lo había logrado, yo cumplía cada loco capricho de este, en cuanto de tratar de tenerme en sus brazos y hacerme suya con el hambre feroz que solía poseer por mí todo el tiempo
Era curioso, jamás paso algo como esto con mi primer esposo, jamás pude ver el hambre atroz en los ojos de aquel hombre
Pero ahora con mi segundo esposo, era completamente diferente, su manera de tocarme, su manera de besarme, todo en él demostraba que no estaba para nada cansado de mí
De mi fría personalidad, de lo herida que podría llegar a mostrarme en ciertos momentos y mucho menos parecía estar en busca de otra mujer a su lado
Lo más curioso, es que él no tenía la menor idea, de que era precisamente mi segundo esposo, justamente el que comparaba todo el tiempo, con aquel que me robo todo
―No sabía que era un tormento para ti, ¿Qué tal si con ello acabamos con nuestro matrimonio? Tal vez puedes tener un poco de paz, si me voy de tu lado
Me tomo de la cintura y con aún más fuerza de la normal, eso es lo me atrajo de él, su ferocidad y vivacidad
Un hombre muy seductor, sin duda, el bulto que había en su pantalón, choco con mi intimidad, haciéndome gemir de nuevo
Todo a deleite de este hombre absurdamente perverso, quien inicio a moverse de manera correcta, a pesar de tener mi ropa interior.
Y el estar en sus pantalones de chándal, mostrándome aquel tatuado pecho y brazos, mientras me apretaba aún más y me hacía gemir, en lo que mostraba una sonrisa divertida y perversa
Y unos ojos llenos de placer y satisfacción, al hacerme sentir lo que hacía, con solo roses de su parte
jodidamente, encantador y delicioso
―Eso no pasará jamás, ¿Qué clase de paz puede tener un hombre sin su mujer? Sin su esposa
Beso, mi cuello y sabía que sin duda me dejaría una marca, todo, mientras apretaba unos de mis senos y lograba que arquera la espalda
Logrando que chocará aún más con su virilidad resguardada en aquella tela, que ahora me molestaba de sobremanera y él parecía saberlo, pero no haría nada para ayudarme
Pues así jugaba justamente él, solo con mi paciencia, solo con mi cuerpo, para demostrar que él no era el único que sé moría, por tenerme para él
―Creía que me odiabas, esposo mío, ¿Por qué tener a una mujer que odias a tu lado?…
―No hay necesidad de mirar el pasado…
Él sonrió al decir aquellas palabras, como si el hecho de mi rechazo constante, para él no fuese más que un juego
Ese era él, un hombre perfecto, imperfecto, que la verdad no sé, como sucedió esto, una cosa está clara en todo este juego que él y yo tenemos ahora mismo.
Me encanta estar en sus brazos, me encanta sentirme suya, como lo hace ahora mismo, me hace sentir valiente y fuerte, me hace sentir segura.
Sin duda alguna mi segundo esposo, me gusta mucho, mucho más, de todas las formas maneras, su cabello n***o un poco rizado
Su cuerpo firme y tatuado, su expresión de malo y su mirada verde que me observaba ahora mismo, como si fuese el único que pudiese hacerlo
El único que podía hacerme sentir como él lo hacía
Pero para que logres comprender por qué llegue a estar con un hombre que llamaba mi segundo esposo, como llegue a sentirme tan satisfecha y segura con este hombre peligroso y malvado.
Debes conocer, mi pasado, debes entender por qué llegue a esto, debes entender, la triste historia de una mujer patética que le entrego todo al hombre equivocado.
Debes saber la historia de mi muerte y de mi venganza, al lado del hombre que ahora me hacía el amor, como una bestia hambrienta.