De nuevo el.

2012 Words
La familia Garrett se preparaba para el baile en el castillo, el Rey se encargó de que cada familia que tuviese Jovensitas casaderas asistieran al evento, Sebastián era el único hijo del Rey, un Joven Rubio de ojos azules, Grace lo conoció, ellos asistían a los eventos y ocasionalmente jugaban, o charlaban, lo único molesto del Joven príncipe, era su amigo, parecía su guardián, era un jovencito de la edad del príncipe, Grace no sabía su nombre, ella en una ocacion, al ver a ese jovensito sólo y alejado de los demás, se acercó a el, intento charlar, que no estuviese sólo, pero el fue muy brutal con ella, Grace era dulce, ingenua no se imaginaba que hubiese jovensitos con ese feo carácter, ella se acercó aquel día, y le pregunto su nombre, le dijo que por que estaba sólo, que si quería ir a jugar con ella, con los demás, pero el molesto se giró a verla y le dijo que no fuese entrometida, que no era ningún niño para andar por ahí jugando, que lo dejara en paz, Grace se sintió mal, y se alejó, desde ese momento jamás volvió a acercarse a el, prefería evitar un mal trato por parte de ese joven, sólo lo veía hablar con el príncipe, quizá era el único que soportaba su horrible genio. Grace uso un vestido color durazno, ella llevaba el cabello suelto, con un pequeño moño, su madre iba muy elegante, un hermoso vestido color azul turquesa, que marcaba su bella figura, el padre de Grace llevaba su traje azul, y medallas de el tiempo que sirvió a la corona. La familia iba en carruaje al evento, al llegar entraron, y todo aquello era increíble la decoración, la comida, los postres, se veía que el castillo era un lugar próspero. Mis padres y yo nos acercamos al lugar donde se encuentra la familia Real, saludamos a sus Majestades, haciendo una reverencia, y el príncipe baja de su lugar y me saluda, el Rey sonrie, piensa quiza que el me elejira, mi familia es conocida, somos buenas personas, pero sólo somos amigos, Sebastián en una ocacion me llevo al ala prohibida, hay una parte del gran castillo en donde se guardan las coronas de los Reyes anteriores, siempre se tienen sólo derecho de estar ahí miembros de la realeza, en esa ocacion nos escondimos, para ir a ese lugar, Sebastián me cuenta la historia de sus antepasados su favorito, su bisabuelo el Rey Antony Hennover, un Rey que luchó en combate para llevar la prosperidad a las tierras que ahora conocemos como el Reino de Gampbell, el sabe mucho sobre la historia familiar, pues siempre se ha educado, y debe conocer la vida de sus antepasados. -Me da gusto que vinieras Grace, cuando vendrás a montar prometiste que lo harías, y no has vuelto. Yo recuerdo que se lo prometí, pero la verdad no quiero estar cerca de ese chico, el amigo de Sebastián, se que es hijo del Duque Collier, pero se portó mal conmigo la última vez, así que no d***o que lo vuelva a hacer. -Sebastián vuelve a su lugar, veo que llegan muchas familias y se presentan ante sus Majestades, se ve que hoy no tendrá tiempo de venir a pasar el rato al jardín, veo que llega mi tía la condesa Buttler, y mis primas Helen y Anne, al verlas me pego a mi madre, ella nota que estoy cerca, y me abraza. - No permitas jamás que nadie robe tu tranquilidad, comprendes? Yo acepto lo que me dice, y sigo a su lado. Mi padre invita a mi madre a bailar, yo estoy charlando con una joven muy dulce, es de mi edad, se llama Marcella Depell, ella es una joven de cabello castaño claro, tiene algunos mechones dorados, ojos color miel, son muy bonitos, ella me cuenta que acaban de llegar al pueblo, que aún no tiene amigas, que hace pocos días conoció a dos hermanas que se portaron mal con ella, las hermanas Buttler, y yo me quedo asombrada, pues son mis primas, le confieso que somos familia, pero que yo no soy como ellas, que jamás haría daño a nadie, ella me invita al jardín, hay una hermosa fuente, tiene alrededor hermosas rosas de color blanco y rojo, es muy bonita. Vamos hacia allá, y al llegar nos maravilla el hermoso aroma de los pétalos, hace un viento fresco, nos sentamos y seguimos charlando, ella me cae bien de inmediato, me cuenta que conocio a Sebastian hace dos dias, que el parece un joven muy amable, se porto biem con ella, y siente tristeza por que es buscara esposa, de verdad le gusta, pero sabe que quizá no será suficiente para el, pues Sebastián será el Rey. -Pero aún somos jóvenes, no debes pensar en eso, somos pequeñas. -Si lo sé, pero no puedo olvidar sus hermosos ojos, sabes fue muy dulce conmigo, nunca había sentido esto por nadie, pero con el fue diferente, quizá crees que estoy loca verdad Grace. -Claro que no, tu puedes sentir lo que desees, lo que tu corazón te mande, quizá somos jóvenes, pero eso no impide que te enamores, no pierdas la esperanza. Ella y yo seguimos un rato más, hasta que su padre la llama. Ambas entramos y Sebastián le pide que baile con el, Marcella me ve emocionada, Sebastián le pide un baile, casi quiere dar saltos de emoción. -Ve, por mi no te preocupes, iré a con mis padres. Camino hacia mis padres, ellos charlan con un hombre, el Duque Collier, ellos me ven, y yo saludo. -Si hija ya es toda una señorita, que grande es. -Gracias Collier, si mi querida Grase creció rápidamente, aún que aún es pequeña. -Si, mi hijo es casi de la misma edad. En realidad no se quien es su hijo, he visto al Duque antes pero jamás con algún joven de mi edad. Veo que hace una señal, y al girarme, me doy cuenta de quien es su hijo, y es más que obvio, se parecen, salvo por el cabello canoso del Duque, ese joven es su viva imagen. -Dejen presentarles a mi hijo, Henry Collier, Henry, los Duques Garrett, y su hermosa hija, Lady Grase. El joven, quien un tiempo atrás me había tratado muy mal, es hijo del Duque, es el amigo de Sebastián, así que se llama Henry. -Un placer Duque, Duquesa, Señorita Grace. Y hace un saludo a mi familia y a mi. - Pero que joven tan caballeroso, un placer querido, eres muy bien parecido. Mi madre siempre es muy dulce, si ella supiera como me trato, quizá no lo sería. -Grace, tus modales hija. -disculpa madre, un placer Sir Henry. Y hago una reverencia, mi rostro debe reflejar mi molestia hacia este joven, no se, quizá soy rencorosa, jamás me había pasado yo no suelo ser así. Mis padres me ven serios, y yo me disculpo para ir al jardín, vi que varios jóvenes y damicelas salieron, pues va comenzar la danza de los adultos. Intento buscar a Marcella, pero no la veo por ningún lado, sigo caminando, y veo a lo lejos las caballerizas, se que no deveria, pero tengo curiosidad de ver que animales tienen aqui, así que me escabullo, y voy. Al llegar veo varios caballos, todos son hermosos, su pelaje es muy brilloso, se ve que son bastante finos, y cuidados. Me llama la atención una hermosa yegua, es color blanco, su pelaje es tan bello, tiene en su cabello una trenza quizá para cuidarselo, me dirijo a ella, y tocó su rostro, la acarició, es hermosa, pero mi rostro a el suyo, ella es muy dócil, me pregunto quien la montará, no se cuanto tiempo llevo aquí, admirando la, cuando escucho una voz tras de mi. Es la llegua de la Reina, ella la cuida personalmente, nadie nunca la toca, pues no se deja montar por nadie que no sea ella, es la primera vez que veo que deja que alguien que no sea su dueña, la toque y se acerque de esa manera. El hijo del Duque Collier está aquí, no se que hace, si me está siguiendo. -Es muy bonita, la verdad nunca había visto un ejemplar como este. -Montas, sabes hacerlo. -Si, mis padres me regalaron uno, trueno, es n***o, tiene larga cabellera, es muy bonito. El me ve, parece estudiarme, y entonces sin pensarlo le digo molesta. -Me estás siguiendo? El se asombra por mi arrebato, y la verdad es que yo no soy así, pero recuerdo como me trato, y me da furia, esos son sentimientos que yo no albergó, pero no se que me pasa con el. - No, yo solo... Se queda serio por un momento, y me asombra lo que me dice. -Quería disculparme, por lo de la última vez que hablamos, yo no debi hablarte así, la verdad es que no hiciste nada malo, es sólo que... Se queda serio, y sin más se da la vuelta y se aleja, me deja ahí, con media disculpa, la verdad no me interesan sus disculpas, lo prefiero lejos de mi, quizá ese sea su comportamiento habitual, así que mejor dejarlo así. Regreso a la fiesta pero antes de entrar, me dan un fuerte abrazo, Marcella está feliz, me ve muy emocionada y comienza a contarme como le fue. -El es maravilloso, me dijo que quiere que yo sea un día su esposa, que no va elejir a nadie más, que hablara con sus padres. Yo estoy asombrada, ella ya piensa en que se casará, yo la verdad no lo he pensado, siento que no es tiempo aun. -Pues si estás segura de querer pasar por todo eso, si de verdad le quieres, y el a ti, yo me alegro por ambos, el es un noble caballero, aún es joven, pero es muy dulce, de verdad me alegro por ti, si eso es lo que deseas, cuentas conmigo, lo sabes. Y de verdad me alegro por ella, si eso es lo que anhela en la vida adelante, la apoyo. Mi madre sale a buscarme, me informa que ya es hora de irnos, me despido de Marcella, le digo que valla a mi hogar cuando quiera, para disfrutar de un día juntas, y saber como va con Sebastián. Mi padre me ayuda a subir al carruaje y después a mi madre, de camino a casa, les cuento lo que sucedió con Marcella, ellos se alegran, saben que ella es de buena familia, y es muy noble, si es lo que desea, llegará a ser una gran Reina algún día. Yo les digo que me alegro por ambos, pues son mis amigos, les digo que para mi cumple años quisiera invitarlos a ambos a celebrar conmigo, mi madre me dice que si, y que puedo también invitar a Henry, se ve que es muy noble ese joven, yo la verdad sólo le digo que si, que está bien, pero me dejó ahí parada, no lo entiendo, no se que sucede con el. Mi madre me dice que el perdió a su madre, y que su padre lo sacó adelante sólo, pero para un hombre es difícil criar a un hijo, siempre necesitan los niños del apoyo de su madre, del amor, el afecto, el parece un jovencito rudo, pero quizá sólo no sabe expresarse. Y me quedo pensando en lo que mi madre me dice, se que tiene razón, yo tengo la fortuna de tener a ambos, a mi padre y mi madre, y soy muy feliz, pero es verdad, el quizá no sabe expresarse por que no tuvo una figura materna que le enseñará, y entonces me siento un poco mal por el, intento disculparse, pero parecía no saber como hacerlo, y mejor se fue, quizá se sintió avergonzado, no sabía manejar la situación, así que creo que dejaré pasar lo que sucedió aquel día, no debo guardar rencor hacia nadie, es lo mejor, debo agradecer la fortuna tan grande que tengo de vivir una vida feliz con mi familia.
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