En la casa de refugio me colocaron medicamento acompañado de algodón donde grite del dolor; debido a que me había logrado punzar el hombro, pero no había sido profunda ni una peligrosa herida. Logré dejar de sangrar, pero tenía miedo por aquella mujer porque si moría me iba a sentir culpable pero sí vivía debía tener cuidado con mi vida, porque podría volver a atentar contra mí. No creía que existieran mujeres tan vanidosas y locas como ella definitivamente; solo esperaba que mejorara todo esto y que no hubiera consecuencias para mí.
Al rato, vi como apareció Jaime acompañado de Armando para mirar qué estaba sucediendo entrando no sin antes brindarle una mirada penetrante cada uno, causando escalofríos. Después de un momento, salieron en compañía de un c*****r envuelto en una bolsa cau
