Tenía demasiados nervios mientras me dirigía hacia el aeropuerto con mi maleta rodando en el suelo, mientras tapaba mi mirada temerosa con las gafas de sol caminando con sensualidad. Fue más duro comerme esas cocaínas que las propias uvas, siendo una experiencia horrorosa para mi pero sabía que debía tener cuidado; no podía arriesgar la vida que tenía adentro al explotar alguna de ellas o ser encarcelada para que naciera allí y lo alejaran de mi vida. Seguí la fila juiciosa, mientras nos acercábamos a la recepcionista de la entrada quien solicitaba nuestros documentos de identidad, verificando que fuéramos la misma con el reflejo de la luz pero me preocupé al ver la aparición de un perro. Primera lesión si se acerca no puedo demostrar miedo, pero preferiblemente alejarme de él lo más rápid