Fueron dos semanas bastante agitadas, donde íbamos planeando cómo iba a ser el próximo cargamento, cada día me iba especializando y entraban más fácilmente las uvas y la propia cocaína para transportarla. Además, siempre cuadramos un plan B de cuál de las jóvenes que nos acompañaba caía a la cárcel si llegábamos a necesitar un anzuelo, sonaba feo realmente, pero haberme ganado la confianza de Jaime traía beneficios para mí, como este de ser protegida ante todos. A la vez, sufría por mis nauseas que me daban por culpa del embarazo, aunque odiaba este estado al mismo tiempo sentía felicidad porque tenía dentro de mí un pedacito de mi alma gemela, aunque no volviera a verlo nunca y peor cuando me mostraron un periódico internacional donde protagonizaba el matrimonio entre él y mi amiga Kathe;