CAPÍTULO DIECIOCHO A la mañana siguiente, Riley y Bill llegaron a la Universidad de Byars justo cuando abrieron las oficinas administrativas. Cuando Bill condujo por el campus, Riley vio que los estudiantes pasaban encorvados por el frío, apresurados y evitando mirarse a los ojos. “Guau, se ven tan asustados”, comentó Bill. “La advertencia que emitió Lucy realmente tuvo un impacto”. Riley dijo: “Realmente están actuando igual que la última vez que estuve aquí”. Bill negó con la cabeza. “Este lugar me pone los pelos de punta”, dijo. Riley se sentía exactamente igual. Estaba segura que asistir a Byars era miserable, aún cuando no había un asesino acechando el campus. Bill estacionó el carro, y luego él y Riley caminaron hacia la oficina del decano, donde encontraron que el ambiente es