Prologo

871 Words
~1~ Las frías noches de New York traen consigo la diversión de muchos millonarios excéntricos, esperando el momento preciso para gastar millones de dólares demostrando quien tiene más, el casino Candance es el lugar perfecto para eso, día treinta uno de agosto, el lugar se ambienta como todas las noches para la aparición de los clientes habituales, y quizás, algunos novatos con ganas de apostar, las tenues luces se encienden, la música empieza a sonar, y la apertura del famoso casino se realiza, los minutos pasan y poco a poco van llegando las personas, las mesas de juegos son ocupadas por la mayoría. Lo que no sabían, era que esa noche, era el inicio de los juegos del mes de septiembre, las tres parejas de ese mes serían elegidas, para pasar por un tortuoso mes, alejándose de los sentimientos que atacarían a alguno de los dos. Los pasillos del extenso casino se llenan, a tal punto de que ya no se le permite la entrada, a nadie. Unos tacones resuenan llamando la atención de algunas personas, la música baja, en señal de que la reina del lugar está llegando, la mesa de elecciones esta lista, y vacía. Unos aplausos empiezan a escucharse a pesar de bullicio de la gente, quien al escucharlos, dirigen sus miradas a el centro de atención, una mujer, de cabello azabache largo y sedoso, sus ojos color verde esmeralda observan minuciosamente el lugar antes de que sus labios curven una audaz sonrisa que llama la atención de más de uno. Sus ágiles pasos se detienen en medio del casino, donde ya todos esperan atentamente el anuncio de la pelinegra. -Buenas noches-habla lentamente, sus labios pintados de un rojo carmesí se mantienen curvados hacia arriba, en un gesto de satisfacción al ver el casino que su padre le ayudó a crear. «El dia del hoy se escogerán tres parejas, para los juegos del mes de septiembre, para el que no conozca en que consisten los juegos, lo volveré a explicar, todos los meses, desde la apertura del casino, hace un año, se organiza el juego "Treinta días para enamorarte" se escogerán tres parejas, y estas tendrán el reto, de enamorar a su oponente, el que lo logre, se lleva la cantidad de dinero que ambos apostaron» Termina caminando por todo el lugar. «¿Alguna pregunta?» Cuestiona mirando a su alrededor, su postura y egocéntrismo era claramente visible para quien la mirara, Charlotte destilaba finura y clase, por lo que muchos la pretendían, pero ella era una mujer fría que no se dejaba moldear por nadie. Las puertas del casino se abren, dejando vislumbrar la figura de un hombre, su altura y musculatura fue el centro de atención, las miradas femeninas se dirigieron a el, y todos se enfocaron en el apuesto y elegante caballero, quien se adentraba al casino, mirando a su alrededor, la reina del lugar, para nada satisfecha, mantiene su postura fría e indiferente. A medida que el avanza a pasos seguros hacia ella, la mujer se sienta intimidada por tener semejante persona en frente. —Si no hay ninguna duda, podemos iniciar las elecciones, ¿Quienes están dispuestos a participar? Suelta ella sin despegar su verde mirada del castaño, quien la atravesaba con sus ojos cafés, llenos de intriga y misterio. Varias manos se alzan pidiendo la atención de la pelinegra, pero ella se mueve por el lugar, buscando a los participantes perfectos. Su mirada da con una chica castaña, y un chico rubio, que están completamente separados. —¿Tu nombre?—cuestionó mirando a la chica. —Scarlet Jackson —Aprobada. ¿Y tu? —Liam Britt. —Ustedes conformarán la primera pareja de los juegos—afirma orgullosa. Sus pasos se dirigen a otras dos personas, que están juntas. —¿Son novios?—pregunta mirándolos. Ambos hacen una mueca de asco antes de negar. —Ustedes conformarán las segunda pareja. Diganme sus nombres-dice anotando en su libreta. —Hayden Clayton. —Jack Scott. —Bien... Ahora, falta una pareja, ¿Quien más se anima? Entre la gente, el joven castaño se levanta de su asiento, sus amigos abren la boca sorprendidos, y la reina Candace lo mira interesada. —Tu. ¿Nombre? —Aaron Blair. -Bien, tu iras con... —Contigo—suelta desconcertando a la pelinegra. Quien alza una ceja egocéntricamente. —La reina no participa en estas cosas. —Pues quiero que partícipes, te reto. La chica frunce el ceño con enojo y su ruda mirada ataca al chico quien la observa con una mirada burlona, esperando que se niegue, porque en su interior, el sabía que ninguna chica se resistiría a el. —Acepto el reto, y no estoy dispuesta a perder, ¿Cuanto apuestas? Espeta. —Diez mil dólares. —Veinte mil dólares—rebate ella. Los jadeos de sorpresa no se hacen esperar tras sus declaraciones, y luego de eso, ambos estrechan sus manos, sintiendo una extraña electricidad envolverlos. Minutos después, las apuestas se concretan, cada persona apuesta por la persona que cree ganadora, y muchos apuestan por la famosa reina Candace. El reto de miradas termina entre ambos contrincantes, y la reina pone el dinero en la caja fuerte. —Que comiencen los juegos.
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