Capítulo 0

2128 Words
31 de agosto 2021 Charlotte Sellers Mis delgados pies se mueven por el caro departamento en central Park, las mañanas en New York son frías y transitadas, sin embargo, el día no es lo mío, las noches, en cambio, sin duda lo son, en la oscuridad, donde puedes ver los verdaderos rostros que parecen esconderse, pero que en realidad están más expuestos de lo que creen. Llego a la cocina sirviéndome una taza de café caliente mientras enciendo la computadora, me siento tranquilamente en taburete de la cocina mientras navego en la web, poniéndome al día con las noticias que volaban por doquier. A la gente si que le gustaba el chisme, pero supongo que de eso viven los reporteros, y claro, junto con eso, viene incluido la publicidad de mi negocio, el ilustre Casino Candace. El mejor casino de la cuidad, y por supuesto, el más visitado por todos los millonarios y una que otra persona de clase media fingiendo tener dinero, en este momento, era la sensación, siempre me gustaron las finanzas, pero nunca pensé que podría llegar a fundar algo tan magnífico como lo es el Candace. El orgullo calaba mi pecho todos los días al ver lo exitoso que se había vuelto, sin embargo, ese no era mi mayor orgullo, sino, el famoso juego que era grabado por las cámaras mes tras mes, eso si que era un espectáculo digno de admirar. Sacudo la cabeza al ver las noticias y la incertidumbre que se se crea cuando acaba el mes, mi diversión aumenta al ver los comentarios al respecto y me repito que este mes debo escoger aún mejor las víctimas del juego. Luego de tomar mi desayuno, cierro la computadora yendo a mi habitación, mi teléfono suena en alguna parte de ella por lo que mis ojos verdes lo buscan por todos lados. Al encontrarlo, lo tomo entre mis manos fijándome en el identificador de llamadas. —Charlotte Sellers. —Hola querida Charlotte. Mi cuerpo se tensa por completo al escuchar esa voz y mis ojos se cierran con rabia. —¿Que quieres? Evito preguntar cómo obtuvo mi número dado que es lo que menos me importa y me centro en la horrorosa conversación que se aproximaba. —Solo quería saber cómo estaba mi chica. —Vete a la mierda. Espeto colgando en teléfono, frunzo el ceño tirándolo en la cama y me siento en uno de los sofás de mi habitación. La rabia se mueve fácilmente por mi sistema haciendo que me descontrole, mis ojos se cierren en un vago intento por reprimir las emociones que me embargan, sin embargo, decido distraer mi mente con otra cosa. Mis ojos vagan por mi habitación y no puedo evitar preguntarme, porque las cosas pequeñas, suelen ser las más importantes, cuando piensas que algo no tiene poder sobre ti, que tienes todo controlado, eso te arrasa por completo, haciéndote saber que no todo es tan sencillo, porque, la vida no es fácil, ¿o si? Siempre tiene fallas, altos y bajos que te atrapan en un vaivén de situaciones que te hacen cuestionarte el si ciertas cosas valen la pena. O a jugar a eso llamado "amor" eso que alguna vez intente, y no salió como esperaba, en mi caso, fue exactamente así, por lo cual, pensé: Porque no hacer un juego en el cual podamos hacer eso que sin éxito intentamos, pero en este caso, con un incentivo muy eficaz. Y así se creó el increíble juego: "Treinta días para enamorarse" Ese que todos querían jugar, pero imagino que nadie les dijo la frase "Si juegas con fuego, te puedes quemar" Porque sin saberlo todos terminaban fusilados, era divertido ver como todos intentaban con todas sus fuerzas no enamorarse, fallando en el proceso. Suelto un resoplido antes de levantarme para elegir un atuendo digno para esta noche y me dispongo a resaltar. Como siempre. Humildad cof cof. (...) Me observo en el espejo de cuerpo completo, mis labios pintados de rojo carmesí serán la sensación el día de hoy, había llegado la noche, junto con el ajetreo del casino, salgo de mi departamento enfundada en un vestido rojo que resalta mis curvas y mi piel color caramelo, mis pasos se detienen en mi Koenigsegg Agera R que se haya perfectamente estacionado frente al edificio. Abro la puerta bajo la atenta mirada de las personas a mi alrededor y me subo emprendiendo camino hacia el Casino. Muchos decían que yo era una persona pretenciosa, superficial y fría, sólo una de esas cosas era cierta, porque pocos tenían la suerte de conocerme, y quienes lo hacían, usualmente algunas se convertían en personas dignas de mi cariño, y algunos, no tanto. Minutos después estaciono en el casino llamando la atención de todos, sonrío con suficiencia mientras bajo del auto bajo la mirada atenta de todos y mi elegancia al moverme hacia el interior del lugar, llama la atención de más de uno. Muevo mis pasos con sigilo, tratando de no ser vista aun por lo clientes quienes ya se encuentran en su rutina habitual, los juegos son todo un éxito, y el día de hoy, además de escoger nuevos participantes, anunciaría a los ganadores y perdedores del mes de agosto. Sin duda había sido muy divertido ver lo lejos que pueden llegar para ganar o perder. El poder del dinero era impresionante, sin embargo, los seres humanos no somos perfectos, los errores están arraigados a nosotros desde que nacemos, por lo cual, no todo sale a lo planeado. Me dirijo hacia mi oficina donde ya me esperan algunos empleados, y por supuesto, mi mejor amigos Xander. —Buenas noches caballeros. Saludo para acercarme a xander y dejar un beso en su mejilla. —¿Esta todo listo? —Todo preparado para tu aparición reina Candace, y Lía viene en camino. Le doy un asentimiento para luego pasar el labial por mis labios retocandome. Debía estar perfecta. Me miró unos instantes en el espejo antes de salir de allí, mis tacones resuenan por el brillante suelo del casino mientras me muevo por los pasillos, las paredes pintadas de colores oscuros se abren paso por todo el camino hasta llegar al centro donde están las mesas y juegos. Avanzo hasta el centro del lugar donde todos dirigen sus miradas a mi haciéndome sonreír con orgullo. Ya se que estoy preciosa, no deben babear. Doy unos aplausos al aire haciendo que la música baje y toda la atención recaiga sobre mi, mis ojos se mueven escudriñando el lugar mientras el orgullo crece en mi pecho, el casino que mi padre me ayudó a fundar, todo mi cariño, esfuerzo, energía y dinero invertido en es este lugar que durante mucho tiempo fue mi sueño, y hoy era una realidad. —Buenas noches—hablo lentamente, el lugar se sume en un profundo silencio invitandome a proseguir. «El dia del hoy se escogerán tres parejas, para los juegos del mes de septiembre, para el que no conozca en que consisten los juegos, lo volveré a explicar, todos los meses, desde la apertura del casino, hace un año, se organiza el juego "Treinta días para enamorarte" se escogerán tres parejas, y estas tendrán el reto, de enamorar a su oponente, el que lo logre, se lleva la cantidad de dinero que ambos apostaron» Termino caminando por todo el lugar. «¿Alguna pregunta?» Cuestiono mirando a mi alrededor, el equilibrio que mantengo en mis tacones de aguja me hacen ver más alta de lo que soy y mis labios se mantienen curvados hacia arriba mientras cruzo el salón. Las puertas se abren de golpe sacandome de mi balance y mi fría mirada se enfoca en la alta figura que se abre paso entre la gente, todos se fijan en el haciendo que sea el foco de atención por unos minutos de silencio, cosa que me disgusta. Dirijo mi mirada mordaz hacia los guardias quienes se hayan intimidados. Incompetentes. —Si no hay ninguna duda, podemos iniciar las elecciones, ¿Quienes están dispuestos a participar? Suelto en voz alta sin despegar mis ojos del recién llegado quien me reta con la mirada disgustandome, su presencia es imponente, cosa que me inquieta en sobre manera, mucho más porque es primera vez que lo veo aquí. Me muevo por el lugar, extrañamente distraída sintiendo mi corazón later a mil por hora, necesitaba concentrarme si quería escoger bien a los participantes. Mis ojos chocan con los de una chica castaña que está a un costado de mi cuerpo, desvío la mirada buscando a su pareja y noto que un chico rubio la observa embobado. Cupido me dicen. —¿Tu nombre?—cuestiono mirando a la chica. —Scarlet Jackson. —Aprobada. ¿Y tu? Alzo las cejas en dirección al rubio quien se pone colorado. —Liam Britt. —Ustedes conformarán la primera pareja de los juegos—afirmo orgullosa. Busco con la mirada a las siguientes personas y entonces observo a una pareja. —¿Son novios? Ambos hacen una mueca de asco antes de negar, perfectos. Del odio al amor hay un solo paso... —Ustedes conformarán las segunda pareja. Diganme sus nombres—digo chasqueando mis dedos. Al instante uno de los empleados anota en la libreta con rapidez. —Hayden Clayton. —Jack Scott. —Bien... Ahora, falta una pareja, ¿Quien más se anima? Menciono para que ellos mismos elijan la última pareja. Entre la multitud, la figura del misterioso hombre se eleva haciendo que todos se le queden mirando, mis ojos inquietos se centran en el con claro interés mientras que a su alrededor, sus acompañantes abren con sorpresa sus ojos. —Tu. ¿Nombre? Lo señalo acercándome a el, mis ojos lo examinan notando lo guapo que es, su cabello castaño corto y bien cortado se ve perfecto en ese rostro de dios griego que tiene mientras que sus fuertes brazos están envueltos en un esmoquin. Parece sacado de revista. Tentaciones que evitar Charlotte. —Aaron Blair. —Bien, tu iras con... Musito mirando a mi alrededor buscando una chica adecuada para semejante bombón. —Contigo. Escucho su voz haciendo que gire mi cabeza de golpe anonadada, intento disimular mi sorpresa con un carraspeo mientras levanto una ceja. El egocentrismo que muestran mis facciones es digno de un retrato, sin embargo sólo muestro una sonrisa antes de responder: —La reina no participa en estas cosas. El castaño me mira retador mientras curva una sonrisa moja bragas. ¡Oh no! ¡Que guapo! —Pues quiero que partícipes, te reto. Oh no, no hiciste eso. Frunzo el ceño mirándolo con desafío, el enojo cubre mi mente haciendo que le de una ruda mirada, ¿acaso no sabe quien soy? Soy la jodida reina Candace, a mi nadie me reta, menos un chico de mama y papa con ganas de jugar. —Acepto el reto, y no estoy dispuesta a perder, ¿Cuanto apuestas? Espeto con frialdad, el chico alza las cejas y saca un cheque. Oh, ¿asi quieres jugar guapo? —Diez mil dólares. —Veinte mil dólares—suelto de regreso sin poder contenerme. ¡Si va a jugar! Que sea bien. Los jadeos de sorpresa no se hacen esperar tras nuestras declaraciones, y luego de eso, ambos estrechamos nuestras manos, sintiendo una extraña electricidad envolvernos. Suelto su mano con brusquedad y el me mira con una sonrisa burlona. Minutos después, las apuestas se concretan, cada persona apuesta por la persona que cree ganadora, y muchos apuestan por mi. Porque es obvio, era la mejor opción. —Que comiencen los juegos. Suelto después de dejar el dinero en la caja fuerte, miro a mi alrededor y hago una seña levantando la mano para que entren los concursantes del mes de agosto, de los cuales sólo una pareja había sido ganadora, haciendo que todo el dinero de las demás apuestas fuera directo al casino. Me siento en una mesa bien posicionada y cruzo las manos sobre ella. —Hoy vamos a anunciar los ganadores del concurso de este mes. Digo tranquila, los chicos se sientan frente a mi y yo me levanto para que todos puedan escuchar. —De las tres parejas seleccionadas, sólo una obtuvo las ganancias esperadas. «Hanna Jonson y Mike Lombardo, ambos se enamoraron, por lo que perdieron el juego, quedando fuera de las ganancias provenientes de las apuestas. Al igual que Tiana Morgan y Patrick Jones» —Los ganadores del juego este mes son: ¡James Fly y Katrina smith! Grito haciendo que todo el lugar estalle en aplausos, los concursantes que perdieron se sonríen entre si haciendo que alce las cejas curiosa. ¿Como se sentirían al enamorarse? Porque sin duda ellos ganaron algo más que lo que el dinero puede comprar.
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