Gervasio entró apresurado a la habitación del conde cargado de malas noticias:
—Conde Sebastián, lamento profundamente informarle que la princesa Eleonora ha celebrado su compromiso con el príncipe de Ardenia.
—¿Qué dices, Gervasio? ¡Eso es imposible! Hasta hace apenas unas horas, exigió que me alejara. ¿Cómo pudo comprometerse tan repentinamente?
—Parece que las circunstancias han cambiado de manera inesperada, mi señor. Los rumores se propagan por el reino, y la noticia del compromiso es conocida por todos.
—¡Esto no puede ser! ¿Por qué haría tal cosa?
—No conozco los detalles, conde, pero parece que algo ha influido en su decisión. Quizás debamos buscar una explicación directamente de la princesa Eleonora para comprender sus motivos.
—Sí, Gervasio. Necesitamos respuestas. No des
