Segunda jugada... Eran las cuatro de la mañana del día siguiente y estaban golpeando mi puerta, desperté con demasiado sueño y mi cuerpo me dolía, me estaba recordando el trato que le habían propiciado el día anterior con esa terapia s****l improvista. Me asomé por la mirilla y era Wilingtom. Abrí, bostezando y con lagañas en mis ojos. Hacía un frío impresionante y me estremecí. Enseguida se acercó él y me abrazo. __ ¡Te extrañé cariño! Hoy tenemos el asalto a un camión de valores. Y quería hacerte el amor primero. ¡Necesito relajarme! __ Entre tantas cosas había olvidado preguntar ¿Cuál sería el siguiente trabajo? Pero por lo visto ya sabía de qué trataría. Hace algunas horas había acabado de estar íntimamente con David y ahora Wilingtom también reclamaba atención. Y es que no puedo