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Mi Rebelde

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Blurb

Tras descubrir que la mujer con quién fue obligado a casarse no era quien el pensaba, Marcus cree no merecer el amor de Elizabeth por lo que toma la desición de divorciarse de ella y dejarla hacer su vida aparte. Pero, Marcus no cuenta con que Elizabeth tenga un accidente que le haga perder la memoria de todo lo que alguna vez ellos fueron.

Ahora, Marcus deberá hacer que Elizabeth recuerde quién es y todo lo que vivieron juntos para que ella vuelva a amarlo... Además, la llegada de un par inesperado pondrá sus vidas y planes de cabeza.

Acompáñanos a ver qué pasa en la continuación de "La Rebelde".

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El comenzó del fin
Elizabeth Scott Eran las 8 am. Marcus ya estaba despierto, duchándose y preparándose para ir a trabajar. Yo aún seguía tirada en la cama sin ánimos de levantarme, quería pasar todo el día acostada, y como no, estaba exhausta después del viaje a Mónaco. La boda de Ava y Maurizio había sido esplendida en todo sentido, eso sí, no nos había dado nada de tiempo para descansar con todo el itinerario. Tomé mi teléfono y le envie un mensaje a Andy de que llegaría un poco tarde al taller. Marcus ya había salido del baño y se estaba comenzando a vestir. Se me hizo imposible no observarlo, daba una vista tentadora con la toalla enrollada en su cadera, el cabello mojado y su cara recién afeitada. Seguí observándolo detalladamente, algunas gotas de agua le corrían por el torso hasta perderse en el borde de la toalla. — ¿Planeas violarme?— preguntó sonriendo con arrogancia. — No lo sé— contesté yo sonriendo— Pero, haga lo que haga no te vas a resistir, o ¿Si? — Bueno, tenemos toda la mañana para descubrirlo, ¿No crees? — ¿Que no debe ir a trabajar señor Scott?— me senté en mi lugar para verlo mejor. — Tal vez pueda hacer una excepción— mencionó acercándose a hasta detenerse frente a mí. Sin contenerme un segundo más, me lancé sobre él como leona hambrienta. Lo besé de forma salvaje, apasionada e intensa. Antes de que el si quiera lo pensara, le quite la toalla y la tiré en algún lugar lejos de nosotros. Marcus me pegó más a él, mis pezones se endurecieron al chocar contra su piel húmeda y fría. Sentía su erección rozar mi torso, lo que me hizo jadear de placer, quería sentirlo adentro y cuanto antes. Tomó el cabello de mi nuca y lo jaló para tener fácil acceso a mi cuello, el cual se ocupó de morder y besar a su antojo. Se separó de mí para luego tumbarse de un empujón en la cama. Algo brusco, pero sin duda exitante. Con toda la delicadeza que fue capaz de expresar, separó mis piernas y se abrió paso entre ella para esta vez, besarme el a mí. Bajo de mis labios a mi cuello; se deleitó y jugó con mis pechos a su antojo y siguió así hasta llegar al comienzo de mi monte de Venus. Dejando atrás la delicadeza, Marcus introdujo una de sus manos entre mis pantys y comenzó a jugar con mi c******s. Jadeos salían de mi boca sin parar, esto se siente tan jodidamente bien, que delicioso empezar el día de esta forma. — Amo lo mojada que te pones cuando te toco— comentó Marcus viéndome a los ojos. ¡Maldición, que cachonda me pone cuando hace eso! Sin quitar su mirada de la mía, me arranco las pantys y las lanzó al suelo. Fue descendiendo su rostro lentamente hasta mi sexo y cuando no había distancia entre ambos, lo lamió gustosamente. Esta vez no pude contener los gemidos, lo que me estaba haciendo Marcus, se sentía fenomenal. Tras lamer y saborear mi v****a por completo, presionó sus labios contra los míos. — Su sabor es exquisito señora Scott— podría jurar que su comentario fue lo que me hizo tocar el cielo. Por puro impulso logré hacer que Marcus quedará debajo de mi y yo a horcajadas sobre él. — Mierda— comentó— Acabas de excitarme mucho más Liz. — Ya lo sentí— susurré cerca de su oreja para luego morder su lóbulo con suavidad. Tomé su erección con una de mis manos y la introduje en mi lento, tan lento como se me fuera posible. Cuando estuvo dentro de mí por completo balancee mi cadera hacia atrás y hacia delante buscando mi placer. Puse las manos de Marcus sobre mis cadera, quiero que él me guíe. Él entendió lo que quería y pocos segundos después comenzó a guiar mis movimientos a su antojo. Mis gemidos y jadeos aumentaron. Necesitaba más, quería más. Como si leyera mi mente, Marcus metió uno de sus dedos en mi boca y luego lo bajo hasta mi c******s, para masajearlo con sutileza. Me incline un poco sobre Marcus, estaba por llegar al orgasmo. Lo bese con lujuria mientras me arrancaba gemidos con sus caricias, me estaba volviendo loca, ya no podia aguantar más. — ¡Mierda!— gemi cerca de su oido— Marcus, estoy por llegar— le advertí. Y sí que lo estaba. Marcus intensificó el movimiento de su dedo y tras unos movimientos más, una fuerte ola de calor se extendió por todo mi cuerpo. Con un fuerte gemido, acompañada de los jadeos de Marcus, ambos nos dejamos llevar por el orgasmo. Me deje caer encima de él mientras calmaba mi respiración. Lo vi y el también me miró a mí, nos sonreímos y Marcus me besó con ternura y arrogancia, una mezcla rara, aunque siendo honesta me fascina cuando me besa así. — ¿Listo para el segundo round?— pregunté de forma coqueta. Soltó una sonora carcajada y yo le seguí. — ¿No quieres desayunar? — No, por los momentos no— le sonreí y el volvió a besarme. — Entonces, no perdamos el tiempo ... ... Tras otra ronda más de sexo, nos vestimos y bajamos a desayunar. El reloj marcaba las 10:37 am. Habíamos estado mucho tiempo entretenidos gracias a que mi apetito s****l no dejaba que Marcus saliera de la habitación. En mi defensa, debo agregar que el se ve súper sexy después de ducharse. — Ayer hablé con mi abogado— soltó Marcus sin rodeos mientras desayunamos— Quiere que hablemos sobre el divorcio. — ¿Y eso por qué?— cuestioné sintiendo incomodidad. No siento que está conversación vaya a terminar tan bien como el lo planea. — Bueno, en cuatro meses se acaba el plazo de matrimonio puesto por nuestros padres, y el abogado quiere saber que planeamos hacer al respecto— respondió sin darle mucha importancia al asunto. — ¿Y me comentas esto para darme por enterada o para saber mi opinión?— pregunté, solo que esta vez me estaba poniendo un tanto a la defensiva. — No es necesario que te pongas a la defensiva Elizabeth— habló adquiriendo una postura más seria que antes— Solo quiero que estés enterada y que pienses muy bien lo que quieres antes de reunirnos con el abogado... — ¿Por qué dices eso?— la duda comenzó a nacer en mi mente. ¿Marcus quiere separarse de mi? — Porque no quiero que te sientas presionada a quedarte a mi lado por lo que dice un papel— habló sin más. Su declaración me cayó fatal, fue como recibir un balde de agua fría. « Escúchame, sé que estos últimos meses hemos estado bien juntos, pero no quiero que cuando se acabe el contrato la desición que tomes me afecte y tampoco quiero que mi decisión te afecte a ti y a tu planes Liz. Si ambos decimos lo contrario a lo que el otro siente, nos decepcionaremos y ya nada será como ahora, y aún no estoy preparado para eso. No quiero buscar de convencerte y mucho menos que cambies de opinión. Solo quiero tener tiempo de prepararme para lo que yo decida, y para lo que tú decidas. Para cuándo terminó de hablar, tenía la piel de gallina. Estaba impactada con todo lo que acababa de decir y a la vez no podía creerle nada. Por más de que quise darle la razón no pude, algo en mi no me deja. No obstante, estoy clara de algo, Marcus ya tomo una decisión y tiene planes, el problema es que no sé si estoy o no en ellos o con él. — ¿Cuando veremos al abogado?— fue lo único que salió de mi boca. — En dos semanas— tres palabras impactantes si considero lo que acaba de decir. — Bueno, ya veremos qué decide cada quien— me levanté de la mesa y tome mi bolso— Debo ir a trabajar, nos vemos luego. — Liz— lo escuché llamarme antes de que bajara al garaje. Todo esto es una puñetera mierda. No se él quiere dejarme, pero se que yo a él no. Me aferró a que podemos ser una buena pareja a pesar de tener nuestras diferencias. Serán dos semanas para pensar muchas cosas.

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