Narrador Omnisciente;
“Lo sabía” pensó Elliot y no pudo evitar que una sonrisa se posase en sus labios al ver tan divertida situación. A él le parecía algo increíble todo aquello; sabía de las intenciones de Edmond, pero jamás se imaginó que Emille también se encontrase interesado en esa dama tan enigmática que se las había arreglado para impregnarse en la mente de cada uno de los Lefebvre.
Vaya lío.
—Ya veo—expresó él sin dejar de sonreír, pero no era una sonrisa alegre, si no, más bien, una de tristeza—¿No te estás precipitando, Emille? Eres joven y el matrimonio es algo muy importante.
“¿Cómo hago que cambie de opinión?” se preguntó con inquietud el hombre, pues sentía que tampoco con Emille ella estaría a salvo. Así como Emille conocía muy bien a Elliot, Elliot también conocía muy
