Ainhoa Debo admitir que abrir los ojos y ver a Manuel a mi lado ha sido lo más raro de toda mi vida, y sobre todo verlo completamente desnudo enredado en mis sábanas y abrazando la almohada. Toda la vida me pregunté cómo es que Manu dormía, cómo se veía cuando lo hacía, si roncaba, si usaba pijama o no, tantas preguntas tan tontas que hoy se me olvidaron al así, tan sexy. Me levanto para sentarme sobre la cama y con mis manos toco su perfecta espalda que se le formó por los años que bailó ballet y bajo hacia su espalda baja donde descubro esos hoyuelos que me llaman la atención y decido tocar. Puede que Manuel sea un joven de apenas quince años, aunque en un mes cumplirá dieciséis, pero tiene el cuerpo de un hombre, tan bien formado y estilizado que me hace sonrojar. Me gusta Manuel