Manuel
Debimos habernos quedado en el hotel esa noche, aprovechar las horas de otra forma, tal vez besándonos más, volver a hacer el amor, decirnos lo mucho que nos amábamos, pero no, no lo hicimos, sólo nos pusimos nuestras mejores ropas, nos tomamos de la mano y salimos a recorrer la ciudad de noche como si nada nos importara.
Primero, caminamos por Las Ramblas de la mano, mientras veíamos pasar a las personas a nuestro lado sin que nadie supiera quiénes éramos, sólo nos veían como dos jóvenes enamorados que reían y se besaban cada vez que se miraban a los ojos. Parecía que estaba en un sueño, de esos que asaltaban mi mente todas las noches mientras dormía en aquella habitación, solo, con el móvil en la mano esperando ansioso por una llamada para poder escuchar su voz, pero ahora est
